La Santa Iglesia es Madre y Maestra. Y con la finalización del año litúrgico hace una analogía preciosa para recordar que todos somo peregrinos en esta vida y nuestra meta es llegar a unirnos a Cristo Rey, celebración última del calendario anual. Última fiesta antes del comienzo de la época fuerte del Adviento. Por ello nos anima con ruegos y plegarias que festejemos a todos los que nos han antecedido en este camino. Empezamos noviembre con “Todos los Santos”, seguimos con el día de difuntos y si visitamos un cementerio hasta el 8 se obtiene Indulgencia Plenaria para poner a disposición de cualquier alma que la pudiera necesitar. Incluso si está vivo.
La muerte siempre sobrecoge al Ser Humano, pero con gran razón los católicos hemos transformado, gracias a la Fe, la Esperanza y la Caridad esta gran pena humana, en una gran alabanza porque nuestros familiares gozan ya de la visión beatífica de Nuestro Señor. Como dice S. Pablo, “estar con Cristo es con mucho lo mejor”. La palabra “Cementerio”, significa en realidad “Dormitorio”. Es el lugar donde los creyentes esperamos la Resurrección a la Vida Eterna, Al día de nuestra muerte se ha llamado siempre “el día natalis”, porque es cuando realmente nacemos para la Vida Plena definitiva.
Y como mejor nos preparamos para ello es poniéndonos en las Celestiales Manos de Nuestra Señora. Nosotros no somos capaces de llevar “El traje de fiesta” que nos pide Nuestro Señor para entrar en el Banquete de las Bodas Eternas, pero Nuestra Señora sabe remendar, planchar, adecuar a todos aquellos que durante la vida terrena han puesto su confianza en Ella. Fijaros la grandeza del AveMaria….”Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Cada vez que en vida lo recitamos, nos ponemos en Sus Manos y no solo para el momento de orar, si no en el momento de la muerte.
¡¡¡Que inmensa felicidad la de aquellos que al cruzar la puerta de la Vida se encuentren a Nuestra Señora esperando en la entrada para llevarlos a la presencia de Su Divino Hijo!!!
En vida “Haced lo que Él os diga” y en la hora de la muerte ya lo hará Ella.
Manuel García