Junio es el mes de los exámenes. Nuestros jóvenes, nuestros hijos hacen un esfuerzo extra. Unos se juegan tener un verano tranquilo aprobando el curso; otros los que se examinan de la EVAU, la antigua Selectividad, tendrán que aprobar y decidir lo que quieren ser en el futuro. Y los que terminan la Universidad apurar sus últimos momentos como estudiantes para buscar un sitio en el complicado mundo del trabajo. A los cristianos también nos toca hacer un examen, un examen de conciencia. Toca pararse un instante y reflexionar sobre lo que hemos hecho a lo largo de este año. Meditar sobre lo que ha sido nuestra vida en los primeros seis meses. Habremos aprobado o habremos suspendido como cristianos. Nuestros hijos tienen varios profesores que les puntúan, nosotros sólo uno. Y el Señor que es justo, nos otorga cada día el poder recuperar la asignatura en la que hemos estado más flojos.
¡¡¡Jesús, es nuestro Maestro!!!
Antonio Vaquerizo