VIO UNA IGLESIA ABIERTA, ENTRO, REZO… Y SE HICIERON CATOLICOS

VIO UNA IGLESIA ABIERTA, ENTRO, REZO... Y EL Y SU FAMILIA SE HICIERON CATOLICOS - BLOG PARROQUIA SANTA BEATRIZ - 2023

VIO UNA IGLESIA ABIERTA, ENTRO, REZO... Y EL Y SU FAMILIA SE HICIERON CATOLICOS - BLOG PARROQUIA SANTA BEATRIZ - 2023

Vale la pena que las iglesias tengan las puertas abiertas y la gente pueda entrar en días de entre semana, que pueda rezar, poner velas o simplemente mantenerse allí en silencio. Hay gente con inquietudes espirituales, quizá ni siquiera católica, que busca precisamente eso. Y a través de unas puertas abiertas puede entrar en la comunidad cristiana.

Es el caso de David Gardner, de Rochester (Míchigan, EEUU): encontró una iglesia abierta, entró, se sintió atraído… y unos meses después se hacía católico, y atraía con él a la Iglesia a toda su familia.

Creyente, pero desconectado

David Gardner fue durante su juventud a una iglesia evangélica no denominacional. Allí conoció a Juliet, que sería su esposa. Juliet fue bautizada como católica maronita, un rito católico oriental muy difundido en Líbano y entre la diáspora libanesa en EEUU. Pero se alejó de la fe de su infancia y acudía a esta otra iglesia. Sin embargo, con el paso del tiempo, David se sintió cada vez menos satisfecho con los servicios religiosos de esa comunidad. Sentía que les faltaba profundidad.
«Durante años, me sentí cada vez más desconectado de ese estilo de iglesia. Mi familia iba allí, pero a mí no me alimentaba, no sacaba gran cosa de ir».David creía en Dios, pero quería ‘algo más’.

Su primera misa, en una Nochebuena

En cierta ocasión, David acudió a una misa de Nochebuena en una iglesia católica, y la experiencia le emocionó por su belleza y majestad. «Fue mi primera relación con la Iglesia Católica. No sabía nada sobre ella. No sabía nada de su sacralidad [de la Eucaristía]. Yo partía de cero. Pero me puso en un camino: yo quería que Dios volviera a mi vida».

Pasando el tiempo, David quería volver a sentir esa experiencia. Como viajaba bastante por razones de trabajo, a ratos perdidos miraba a ver si encontraba iglesias abiertas. Y un día encontró el Santuario y Basílica de la Florecita en Royal Oak (). 

La puerta estaba abierta. Entró. Rezó un poco, encendió unas velas mientras rezaba. Y unas semanas después volvió. Y volvió.
«Lo bueno del santuario es que está abierto todo el día», explica. Cada mes se las arreglaba para ir a esta iglesia a rezar, aunque estaba a 40 minutos de su casa. Y pronto también se quedó a misa, y repetía.
«Yo pensaba: ‘uau, esta misa es increíble’. ¡Entonces yo no sabía que todas las misas en el mundo son la misma! Me atraía, me hacía volver… y no sabía que en mi parroquia local hacían la misma misa», explica.

Un proceso para toda la familia

David habló con su esposa Juliet de lo que estaba viviendo. Él se apunto al curso de iniciación católica para adultos del Santuario, donde pronto le remitieron a la parroquia más cercana a su casa, Saint Andrew en Rochester. Mientras tanto, Juliet poco a poco empezó a redescubrir la fe católica de su infancia.

En la Vigilia Pascual de abril de 2022, David fue confirmado y recibió la Primera Comunión en su parroquia local. Unos días después, David y Juliet convalidaron sus votos matrimoniales según el ritual católico.
El Detroit Catholic le entrevistó un año después. David explicó que sigue asombrado de que Dios le atrajera a través de la misa, de su belleza, de una parroquia de puertas abiertas…

«Cuanto más aprendo de la fe y cómo se aplica, y de los sacramentos, y de la Eucaristía, más sentido le encuentro», dice. En su caso, con un trasfondo de «trabajar con ordenadores, con ceros y unos binarios», le gusta «rendir cuentas» en su vida día a día, repasar que cada día sigue la voluntad de Dios.

Esta Vigilia Pascual de 2023 se bautizó su hijo Tyler y uno de sus primos. Él, muy feliz, les anima a confiar en las indicaciones de Dios. «En mi caso, abandoné mis ideas preconcebidas y viví al experiencia de dejar que Dios me toque como Él quiere tocarme», explica. «Participar en la misa, en la Eucaristía, es algo que cada semana espero, continuamente me da paz», afirma tras un año de vida católica.

Fuente: religionenlibertad



PARA TENER UN BUEN DIA… Y FORTALECER LA FE

10 consejos «cotidianos» para tener un buen día... y fortalecer la fe en momentos de flaqueza - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

10 consejos «cotidianos» para tener un buen día... y fortalecer la fe en momentos de flaqueza - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

«Jesús no mira tanto la grandeza de nuestras acciones, como la intensidad del amor con las que las hacemos», afirma el padre Broom en la web Catholic Exchange. El sacerdote enumera diez pequeños gestos cotidianos que pueden ayudarnos a fortalecer nuestra fe en momentos de flaqueza.

El padre Ed Broom, OMV (Oblato de la Virgen María), conocido como «Padre Escobita», es vicario en la Iglesia de San Pedro Chanel en Hawaiian Gardens (California). Allí imparte retiros, da ejercicios espirituales, y organiza y dirige su propio programa de radio y televisión en Guadalupe Radio.

1. El momento más heroico del día

San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, propone que tan pronto como escuches el despertador, ponte de pie y haz tu ofrenda de la mañana para el día. El Cura de Ars decía que quien empieza bien el día, tiene más posibilidades de vivir bien el resto de la jornada.

2. Dominar la lengua

Todos deberíamos leer Santiago 3, uno de los mejores capítulos de la Biblia sobre los pecados de la lengua. El apóstol nos da un gran consejo para cuando nos encontramos frustrados y enfadados: «Debemos ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enfadarse».

3. Agradecimiento constante

Un buen consejo es que no pase un día sin dar gracias a Dios por todo, y, también, a los demás. Tanto «por favor» como «gracias» son condimentos que dan buen sazón a la vida doméstica.

4. Sonríe, incluso cuando no tengas ganas

Todos tenemos dolores de cabeza, de estómago, resfriados… y, a menudo, los pregonamos y publicitamos. Pero, qué difícil (pero qué agradable sería para Dios) si cuando no nos sentimos bien físicamente, le sonreímos a nuestra familia o a nuestro prójimo. La tristeza y el ceño fruncido son contagiosos, pero, también, la sonrisa y la alegría. Una sonrisa sincera y radiante es uno de los signos más claros de quien es seguidor de Cristo.

5. Elimina los malos pensamientos de inmediato

Todos tenemos malos pensamientos, sin embargo, la pregunta es, ¿qué hacemos con ellos? Una vez, un sacerdote le preguntó a un hombre si tenía malos pensamientos. El hombre respondió: «¡No, Padre, me entretuvieron!». Tan pronto como nos demos cuenta de estar teniendo cualquier pensamiento malo, impuro o pecaminoso, podemos intentar invocar la gracia de Dios y la ayuda de María.

6. Cuando recibas injusticias, reza y no maldigas

A todos se nos ha cruzado alguien en la carretera mientras conducíamos. ¡Nuestra reacción inmediata es maldecirlos! Pero, si somos sinceros, nosotros también hemos hecho lo mismo alguna vez. Sin embargo, Jesús prefiere que recemos por ellos. Jesús nos propone amar a nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen. Un Ave María por el próximo conductor que se nos cruce, para que tenga un viaje seguro y llegue sano a casa, igual sería una mejor opción. La carne se resiste… pero, ¡cuánto agradamos a Dios cuando vencemos nuestros deseos!

7. Reza incluso cuando no tengas ganas

Desafortunadamente, muchas personas obedecen más sus sentimientos que la fe y la razón. Los santos rezaban a menudo, incluso cuando no tenían ganas de hacerlo.Jesús experimentó una profunda desolación y tristeza en el Huerto de los Olivos, pero rezó con más fervor que nunca.

8. Lee un capítulo de la Biblia todas las noches

La disciplina mental/espiritual de la lectura puede llegar a ser un verdadero sacrificio para muchos. Pero, puedes empezar con los Evangelios y leer algún capítulo cada noche. Esto te ayudará a conocer, amar y desear más a Jesús en tu vida. Es imposible amar a alguien que no conocemos bien. Una de las mejores formas de saber más sobre Jesús es leyendo y meditando la Biblia, la Palabra de Dios.

9. Haz tu trabajo diario, siempre mejor

Dios nos asigna a todos un trabajo o una misión para hacer cada día: estudiar, ser ama de casa, en una fábrica, en una oficina, maestra, enfermera o médico… Si somos honestos con nosotros, todos sabemos cómo podemos mejorar en nuestro trabajo.
Qué fácil es llegar tarde, tomar atajos o hacer el trabajo a medias, pero, como dice el refrán, «si vale la pena hacer algo, entonces vale la pena hacerlo bien». Y, San Pablo nos recuerda: «Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31).

10. Coge el último lugar y el trozo más pequeño

El orgullo, la vanidad y la gula, nos hacen escoger siempre el mejor lugar y la mejor porción. ¿Por qué no adquirir el hábito de buscar el último lugar y el trozo más pequeño? Jesús nos recuerda la verdadera grandeza: «Dios derriba a los soberbios, pero exalta a los humildes».

 

Fuente: religionenlibertad



NUEVE CONSEJOS DE MUNILLA PARA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Nueve consejos de Munilla para aplicar la Nueva Evangelización - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

Nueve consejos de Munilla para aplicar la Nueva Evangelización - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

Al intentar aplicar la Nueva Evangelización en la pastoral e iniciativas diarias, son varios los riesgos que enfrentan los católicos. Hay quien puede quedarse en reiterar el término de forma vaga sin aplicaciones concretas o centrarse exclusivamente en la adaptación de las nuevas tecnologías y métodos a la transmisión del Evangelio, entre otros.

El obispo Munilla, actualmente al frente de la diócesis de Orihuela-Alicante, ha dedicado buena parte de su ministerio sacerdotal y episcopal a aplicar y estudiar esta forma de transmitir el Evangelio. En su última ponencia, La misericordia en la Nueva Evangelización, ha explicado en qué consiste realmente, cómo aplicarla desde la autocrítica logrando que no se quede «en mero postureo» y cómo enfrentar algunos de los riesgos rodean su puesta en práctica.

Lo hizo a través de nueve consejos desgranando punto por punto los tres «aspectos clave» en la Nueva Evangelización, acoger, proponer y acompañar:

1º La Nueva Evangelización, mucho más que Twitter

Uno de los primeros aspectos que destacó es que al hablar de Nueva Evangelización se tiende a ir directamente «a temas prácticos, cursos y métodos, presencia en redes, viralizar mensajes…«. Algo que siempre es «importante», pero que debe ir siempre ligado a un «nuevo ardor» centrado en «saciar la sed de Cristo».

«Siempre pensamos que la clave está en los métodos, y es verdad que San Juan Pablo II [al enunciarla] dijo que sea `nueva en sus métodos y expresiones´, pero antes dijo `con un renovado ardor´. Cualquier planteamiento que no nazca de aquí, de un corazón enamorado, será falso y artificial, un postureo, buscarnos a nosotros mismos y tener seguidores. La Nueva Evangelización debe nacer de un corazón enamorado y tener en el corazón de Cristo su modelo», explicó.

Acoger

Partiendo de la base de que no vivimos tanto una época de cambio como un cambio de época, Munilla explica que uno de los rasgos más destacados de la misma es la «pérdida del sentido de trascendencia» en unas nuevas generaciones que «parten de cero» en la fe, sin tener «conocimiento alguno» al margen del surgido de la manipulación mediática.

Por eso, el obispo expresa que el primer aspecto de la Nueva Evangelización debe ser la «acogida con los brazos abiertos». Ese primer anuncio, «muchas veces será acoger con cariño a esa persona, hacerla ver que nos importa y que le queremos para que llegue a poder tener una experiencia de Dios. Preguntarle por su vida, por su abuela enferma, emplear tiempo en sus cosas… La Nueva Evangelización comienza al encontrarnos con la persona que sale al camino de nuestra vida y que se dé cuenta que en ella hemos descubierto a alguien en quien Dios está presente».

2º La acogida debe ser efectiva

Durante la conferencia, Munilla recordó a una pareja de fieles que, siendo católicos, iban cada domingo a un culto protestante. El motivo, decían, era que después de ir a la Iglesia y ser ignorados, asistieron a un culto evangélico donde fueron acogidos de inmediato.

En su opinión, «nos hemos acostumbrado a que la gente va a misa, se sienta y se va», pero en el contexto actual es algo que «no puede continuar». «Cuando uno llega tiene que ser acogido, alguien tendrá que hacer una pastoral de acogida y que se sientan como en casa. Lo que este mundo debe descubrir no es solo que Dios existe, sino que existimos para Dios, que le importamos. Y para hacerle entender eso a la persona, tiene que ser también importante para nosotros», subraya.

3º ¡Y ponérselo fácil a los que llegan!

Otro de los aspectos «clave» de Munilla relativos a la acogida es que esta no puede ser «maximalista». Haciendo «un poco de autocrítica», menciona multitud de normas que no son el mejor primer impacto para los nuevos fieles o cristianos, como cuando se acercan al despacho parroquia y se les dice que solo se atiende de 19:00 a 20:00 o que se bautiza solo en domingo.

«Ahora que vemos que bajan tanto los matrimonios y bautismos caemos en que no hay que poner muchas normas a la gente». En el primer contacto con alguien alejado, explica, «lo que tiene que recibir de nosotros no es llegar a un sitio donde todo está organizado con un montón de normas, sino en el que le han querido«, agrega.

4º Ayudar en lo material contribuye a la sanación espiritual

Citando la sanación de Jesús del paralítico, Munilla destaca que «la gran necesidad que tiene el hombre del perdón de sus pecados» puede a veces no ser percibida por quienes acuden a la Iglesia. Lo que perciben, dice, «son unas necesidades más perentorias», por eso «cuando salimos en socorro de esas necesidades de alguien y se siente acogido y amado, descubre que la verdadera misericordia es el perdón, que la sed que tiene es de gracia».

5º No poner malas caras: mortificando el ánimo «se llega» mejor

Siguiendo con la «autocrítica», el obispo destaca la importancia de mortificar el estado de ánimo en ese primer encuentro. Lo que no puede ocurrir, afirma, es que «nuestro estado de ánimo tape la misericordia de Dios», como cuando el párroco o catequista tienen un mal día y regañan o miran mal a quienes les pide ayuda. Mortificar nuestros estados de ánimo no solo es «la mortificación más agradable que podemos ofrecerle a Dios», sino que también supone «una disciplina interior y una negación de nosotros mismos» con la que se llega mejor, «totalmente necesaria» en la Nueva Evangelización.

Proponer

6º Asumir una máxima: los creyentes no poseen la verdad, sino que la sirven

En el contexto de la Nueva Evangelización, la sociedad «secularizada y relativista» acusa a los creyentes de soberbia cuando estos proyectan «que se creen en posesión de la verdad». Para Munilla es importante negar esta acusación pero no solo con palabras, sino con obras, «dando la vuelta a esta deformación»: «No es cierto que seamos sus poseedores, en todo casos es Jesús, la Verdad, quien nos quiere poseer y erigirnos como siervos e instrumentos suyos. Dios es la única verdad y nosotros somos sus humildes siervos».

Se trata de mostrar una actitud humilde, la de «un siervo con un mensaje del que no es dueño, sino que lo presenta humildemente: la verdad de Dios transmitida y custodiada sin contaminarla con nuestras ideologías o sin amoldarla a nuestra sensibilidad». Esto último, dice, se debe «rechazar contundentemente».

Acompañar

7º Una carrera que termina con la muerte

Lograda la acogida y la propuesta con éxito, la carrera no ha terminado. Esta, dice Munilla, solo termina con la muerte, y el acompañamiento, «estar, ver si la semilla de fe crece o si tiene piedras alrededor que lo impiden» es fundamental cuando otros acogen la verdad.

8º Para acompañar debo ser acompañado

También destaca la importancia de que los apóstoles de la Nueva Evangelización asuman que si quieren acompañar, deben pensar primero en cómo están siendo acompañados ellos mismos, si lo están siendo y si se rodean de referencias que les hacen crecer, que les dan buen consejo, que les dan palabras de discernimiento o si «tiran para arriba» de ellos.

9º Paciencia y ardor, claves del acompañamiento

Uno de los últimos aspectos resaltados por Munilla es la necesidad de integrar «la infinita paciencia de Dios con uno mismo, con los demás y con quienes se acompaña cuando no se sabe si van para adelante o para atrás» con un «corazón ardiente». A veces, advierte, la paciencia suele ser la excusa para caer en la indiferencia con quienes acompañamos, como cuando se dice que «si Dios es misericordioso, no pasa nada».

En este sentido, el obispo calificó como «una de las deformaciones de nuestro tiempo» al «invocar la misericordia para quitar dramatismo al pecado», y concluyó: «Tenemos que ser pacientes pero ardientes y no hacer pactos con la mediocridad o la tibieza. Cristiano es aquel que nunca pierde la esperanza de la santidad».

Fuente: religionenlibertad



¿POR QUÉ SEGUIR EN LA IGLESIA APESAR DE LA TORMENTA? RATZINGER LO PLANTEÓ Y RESPONDIÓ EN 1970

¿Por qué seguir en la Iglesia a pesar de la tormenta? Ratzinger lo planteó y respondió en 1970 - Blog PArroquia Santa Beatriz - 2023

¿Por qué seguir en la Iglesia a pesar de la tormenta? Ratzinger lo planteó y respondió en 1970 - Blog PArroquia Santa Beatriz - 2023

“Un acontecimiento de gran importancia ha comenzado: la Iglesia se apaga en las almas y se disgrega en las comunidades”. Estas palabras parecen pensadas para describir el momento presente, pero son de 1970 y las pronunció en una conferencia, parafraseando a Romano Guardini (“Un acontecimiento de gran importancia ha comenzado: la Iglesia despierta en las almas”, había dicho en 1921), un reputado teólogo, perito en el Concilio Vaticano II que había concluido un lustro atrás, llamado Joseph Ratzinger.

Medio siglo después, ya como Papa, les haría eco su célebre afirmación de que “en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento”.

Las inquietudes del teólogo y pastor Ratzinger en 1970 se referían al “vacío desconcertante”, la “extraña situación de confusión” y la “disgregación” del postconcilio, acumulación de “muchos y opuestos motivos para no permanecer en la Iglesia”. Una desazón idéntica a la que se apodera hoy de numerosos católicos por motivos diversos.

En ese sentido, la conferencia del obispo Ratzinger es un auténtico bálsamo porque aporta criterios de fe y de razón para la esperanza y la fidelidad en medio de la tormenta. La pronunció el 11 de junio de 1970 en Múnich por invitación de la Katholischen Akademie de Baviera, y se recoge en un volumen compartido con Hans Urs von Balthasar precisamente para responder a la cuestión de por qué seguir siendo cristiano y miembro de la Iglesia en los momentos en los que la bate la tormenta.

Fuente: religionenlibertad



LOS OBISPOS FRANCESES INICIAN LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN DE LUBAC, «EL TEÓLOGO QUE FORMÓ A 3 PAPAS»

Los obispos franceses inician la causa de beatificación de Lubac, «el teólogo que formó a 3 Papas» - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

Los obispos franceses inician la causa de beatificación de Lubac, «el teólogo que formó a 3 Papas» - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

Los obispos de Francia, reunidos en asamblea en Lourdes el pasado 31 de marzo, votaron a favor de abrir el proceso de beatificación del teólogo francés Henri de Lubac (1896-1991), jesuita y «formador» de tres papas.

Henri de Lubac nació en 1896, en Cambrai, en el norte de Francia. Durante su juventud las comunidades religiosas fueron expulsadas de Francia por lo que se unió a la Compañía de Jesús en Inglaterra en 1913.

Una figura intelectual

Reclutado para ir a la guerra en 1915, Lubac fue gravemente herido en la cabeza. Recibió la ordenación sacerdotal en 1927 y, en 1938, tras la publicación de su libro Catolicismo, se convirtió en una figura reconocida en el mundo intelectual.

Henri de Lubac fue profesor de Teología Fundamental en la Universidad Católica de Lyon entre 1929 y 1961, periodo durante el cual escribió algunas de sus obras fundamentales, como El misterio de lo sobrenatural o Meditación sobre la Iglesia. Fue uno de los principales representantes de la llamada nueva teología.

Posteriormente San Juan XXIII le nombró miembro de la Comisión Central Preparatoria del Concilio Vaticano II, del que fue perito, y el Beato Pablo VI miembro de su Comisión Teológica. En 1962 escribió un libro en defensa de su compañero de orden Pierre Teilhard de Chardin, algunas de cuyas tesis habían sido rechazadas por el Santo Oficio.

Juan Pablo lo nombró Cardenal

De Lubac está considerado uno de los «padres» teológicos de Lumen Gentium, la constitución «sobre la Iglesia» del Concilio. En 1972 fundó la revista Communio junto con los teólogos Joseph Ratzinger, Hans Urs von Balthasar, Walter Kasper y Karl Lehmann. En 1983 San Juan Pablo II le hizo cardenal. Falleció, casi centenario, ocho años después.

Lubac siempre se opuso resueltamente al antisemitismo y al nacionalsocialismo lo que le convirtió en un gran amigo del por entonces joven teólogo Joseph Ratzinger. Por su parte, el Papa Francisco, que se formaba como jesuita durante el Concilio, leyó sus obras en francés y lo ha citado con frecuencia, particularmente en la idea de la «Iglesia como Madre».

Obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer

En el caso de Benedicto XVI, lo que más le cautivó de Lubac fue sobre su «hermenéutica de la continuidad» a la hora de interpretar el Concilio Vaticano II. La llamada «crisis posconciliar» llevó a Lubac a posicionarse a favor de la tradición. En 1968 diagnosticó que «la tradición de la Iglesia está mal juzgada y es sentida como una carga. (…). Esta tradición, que se recibe con fe y se lleva a cabo en la fe, se opone a la propia ‘reflexión’ personal».

El obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, escribió sobre él durante su etapa como profesor de teología en la Universidad de Trier: «Mientras Lubac era considerado un progresista a principios de la década de 1960, solo unos años más tarde había que sospechar que era conservador.

Pero no fue él quien cambió, sino la percepción, en la que ciencias cada vez más profanas como la sociología y la psicología ascendieron al rango de ciencias punteras».

Lubac participó activamente en el Concilio Vaticano II y su influencia puede verse claramente en el llamado ‘Esquema 13’, de la Gaudium et spes. En dichos documentos colaboró con el entonces arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla.

Fuente: religionenlibertad



LA EUCARISTIA , SACRAMENTO SOCIAL (DE LUBAC)

La Eucaristía, sacramento social (De Lubac) - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

La Eucaristía, sacramento social (De Lubac) - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

El tercer sacramento «social» que señala De Lubac (siguiendo el hilo de anteriores artículos) es el Gran Sacramento, el que los contiene a todos y todos conducen a él: el sacramento de la Eucaristía, donde De Lubac anticipa y resume, con suma claridad, lo que expondrá unos años después en “Corpus mysticum. La Eucaristía y la Iglesia en la edad media”.

La Eucaristía es el gran sacramento de la unidad. Es el Sacramento del Cuerpo de Cristo que se da a aquellos que forman su Cuerpo; es el Cuerpo de Cristo sacramental que se ofrece a su Cuerpo místico. ¡Recibimos lo que somos! Recibimos el Cuerpo de Cristo porque somos el Cuerpo de Cristo. Muy evocadora la cita que trae de Lubac de San Agustín -entre otras citas patrísticas- cuando el gran Doctor predicaba a los neófitos en la Vigilia pascual y su Octava:

“Se os dice: el cuerpo de Cristo. Y vosotros respondéis: Amén. Sed pues miembros del Cuerpo de Cristo, para que sea verdadero vuestro Amén. ¿Y por qué este misterio está hecho con pan? No digamos nada de nuestra propia cosecha. Escuchemos al Apóstol que, hablando del sacramento, dice: «Todos nosotros, con nuestro gran número, somos un solo cuero, un solo pan». Comprended y regocijaos. ¡Unidad, piedad, caridad! Un solo pan: ¿y qué es este pan único? Un solo cuerpo, hecho de muchos. Notad que el pan no se hace con un solo grano, sino con un gran número. Durante los exorcismos, estabais en alguna manera bajo la muela. En el bautismo, habéis quedado empapados de agua. El Espíritu Santo ha venido entonces a vosotros, como el fuego que cuece la masa: Sed pues lo que veis y recibid lo que sois…

En cuanto al cáliz, hermanos míos, acordaos cómo se hace el vino. Muchos granos penden del racimo, pero el licor que mana de todos se confunde en la unidad. Así ha querido el Señor que le pertenezcamos, y ha consagrado sobre su altar el misterio de nuestra paz y de nuestra unidad” (Sermón 272 y 234).

Eucaristía e Iglesia

La relación óntica entre Eucaristía e Iglesia, entre Cuerpo verdadero y Cuerpo místico, la desarrolla De Lubac recurriendo a la patrística y a los medievales donde se empieza a disociar este doble concepto. ¿Por qué esta disociación? Por un trasvase de significado ocurrido casi accidentalmente, místico es desplazado hacia la Iglesia y entra el concepto verdadero aplicado a la Eucaristía. No se rompe el vínculo Eucaristía e Iglesia, pero las perspectivas son otras y acaparan más la atención hasta hoy. Berengario provoca una crisis profunda al interpretar la Eucaristía simbólicamente, guiado por un sentido erróneo del concepto “místico” opuesto a “real” o “natural”. Los medievales –Pascasio, Rábano Mauro, Amalario- con argumentaciones distintas y opuestas a veces, deberán señalar con claridad la presencia real eucarística y para eso omitirán “Cuerpo místico” por “Cuerpo verdadero” y la Iglesia será llamada entonces “místico”.

Se introdujo así una fractura por la que la Eucaristía pudiera “cosificarse” –y la historia da ejemplos de ello- y entenderse de modo muy devocional y privado, aislada de aquel Cuerpo que es la Iglesia, llamado siempre “verdadero”. Muchos hoy –y sería la consecuencia remota-, incluso en situaciones irregulares, o claramente apartados de la vida eclesial, quieren comulgar como un acto privadísimo e íntimo sin calcular ni las consecuencias ni la significación eclesial de la misma comunión sacramental.

No obstante, en las controversias eucarísticas, todos, expliquen como sea la Eucaristía, “se muestran unánimes: el fruto esencial del sacramento es la unidad. Con ello merece plenamente el nombre de comunión con que se le designa” (De Lubac, Catolicismo, p. 68).

Si se corre el peligro de considerar la liturgia y la misma Eucaristía desde perspectivas devocionales (sólo Cristo y yo y mis sentimientos de piedad), o desde los aspectos esteticistas (la estética del Barroco la única válida para la liturgia), o considerar la actuosa participatio un estorbo para mi recogimiento personal, o de signo contrario cuando se entiende la liturgia como un medio meramente pedagógico, catequético, con verborrea constante, las perspectivas eclesiales que abre la reflexión teológica de De Lubac (y otros con él), nos llevan a descubrir:

El sentido eclesial de la liturgia eucarística, expresada en muchos modos:

• como oración en común (respuestas y aclamaciones) así como el canto litúrgico

• la oración de los fieles (de los bautizados) suplicando por las necesidades de la Iglesia, el mundo y los que sufren (¡Señor, escucha y ten piedad!)

• el intercambio del signo de la paz

• la verdadera fracción del Pan consagrado mientras se canta el Agnus Dei (¡hay que releer las rúbricas y no dejar pasar desapercibido el gesto sacrificial de la Fractio Panis!)

• comunión sacramental.

Fuente: religionenlibertad