5 A 13 MAYO – NOVENA SANTA GEMA
14 MAYO FIESTA
5 A 13 MAYO – NOVENA SANTA GEMA
14 MAYO FIESTA
JESÚS, CAMINO DE LA ESPERANZA
Los cristianos vivimos con la esperanza de encontrar a Jesús en nuestras acciones. Anhelamos seguir su camino, aprender de sus enseñanzas y corregir nuestros errores en busca de su perdón.
La muerte de Jesucristo es la confianza del Señor en lo hombres, en la esperanza de que Jesús no murió en la cruz en vano. No hay mayor signo de amor. Sin embargo, pasada la semana santa y todos los ritos y tradiciones que a su alrededor se producen, los propósitos de enmienda pasan a un segundo plano. Nos olvidamos que la muerte de Cristo es fuente de vida para los hombres.
La semana santa se acerca, en unos momentos tan difíciles por los que pasa el mundo, hoy más que nunca las enseñanzas de Jesús y su muerte cobran más sentido.
Nunca olvidemos que Jesús es el camino de la esperanza.
Antonio Vaquerizo
AVE MARÍA
NUESTRA SEÑORA, MADRE DE PIEDAD, AMOR Y MISERICORDIA
El último don del Espíritu Santo, pero sin duda no el de menos importancia, es el santo TEMOR
DE DIOS. Toda la Escritura y la Tradición Apostólica es un canto imparable al amor infinito, a la
misericordia, al perdón, a luchar por los débiles, enfermos, pobres, pecadores… ¿Por qué el
TEMOR DE DIOS?
TEMOR aquí significa ADMIRACIÓN a la inmensa GRANDEZA de Dios. Sus obras son tan
dignas de elogio que superan nuestro vocabulario. Los hombres podemos acercarnos en
verdad a cierto conocimiento de Dios y poder decir que nuestro razonamiento es cierto. Pero
siempre estaremos lejos de entrar en la profundidad del misterio Trinitario.
Entonces, ¿Dios es inalcanzable? No. La obra más admirable que realizó en la historia humana
es Su encarnación, vida, pasión, muerte, resurrección y ascensión a los cielos. Y todo solo por
un amor infinito. Por eso solo podemos corresponder a Dios desde la fe devolviendo amor por
amor, a Él y a los hermanos. Al dejarnos la caridad del encuentro con los hombres en la historia
nos marca la forma, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida del hombre.
En estos días nos preparamos para ADMIRAR los misterios de Su Pasión. Y después la
Pascua. Vivamos desde Nuestra Señora el “Via Crucis” y el “Via Lucis” con su mismo
Inmaculado Corazón, que dio carne al Sagrado Corazón de Jesús, que desde lo alto de la
Cruz se desborda solo por amor.
Manuel García
AYUNO (YO), ORACIÓN (DIOS) Y CARIDAD (HERMANO)
Desde el siglo II, los cristianos se preparaban para la Pascua con dos días de ayuno y penitencia; posteriormente, estas prácticas se extendieron a toda la Semana Santa.
En el año 325, el Concilio de Nicea ya conocía la preparación de la Pascua durante 40 días, sobre el modelo de Jesús, que pasó 40 días en el desierto. Recordemos también los 40 años en el desierto del pueblo de Israel y los 40 días de ayuno de Moisés en el Sinaí y de Elías en el Horeb.
Al principio, la Cuaresma comenzaba seis domingos antes de la Pascua; pero como los domingos no se ayunaba, en el siglo V se procedió a separar el Jueves y el Viernes Santo del Triduo Pascual para contarlos como Cuaresma. Más tarde, se decidió anticipar la Cuaresma cuatro días, y así se llegó al actual Miércoles de Ceniza.
El inicio de la Cuaresma marcaba también el comienzo de la penitencia pública de los culpables de delitos graves (apostasía, asesinato, adulterio): después de la imposición de la ceniza, recorrían la ciudad vestidos con ropas penitenciales, para recordar la expulsión del Paraíso. Estos penitentes celebraban la reconciliación el Jueves Santo.
Hacia finales del año mil, la práctica de la penitencia pública disminuyó, pero se mantuvo la imposición de la ceniza a todos los fieles. En el siglo XII, surgió la costumbre de obtener las cenizas quemando los ramos de olivo bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior.
Desierto
La Cuaresma es una forma de recordar y compartir los 40 días de Jesús en el desierto, tentado por Satanás. Quizá podemos pensar en los clásicos desiertos de arena y soledad, de peligros y emboscadas. Pero para nosotros, hoy en día, los desiertos más difíciles de afrontar son el cansancio y las dificultades del vivir o la aridez de nuestras vidas.
Así, este tiempo de gracia, definido por don Tonino Bello como «la vida a escala», nos enseña a no elegir los atajos de los compromisos fáciles, de la desconfianza, del pecado, sino a saber compartir el tiempo con Jesús para aprender a otorgar las prioridades justas.
Oración, ayuno, caridad
La Cuaresma nos invita a poner a Dios por delante de nosotros mismos, a recuperar el tiempo para escuchar la Palabra de Dios y para orar. Por otra parte, ayunar significa renunciar a lo que nos llena de muchas maneras, pero no sacia el corazón: la oración y la Eucaristía sacian el corazón y dan sentido a la vida, porque el amor sacia la verdadera hambre y sed de vida y felicidad. Si la oración abre el corazón a las cosas verdaderas y el ayuno nos enseña a elegir lo que realmente cuenta en la vida, entonces la caridad es su consecuencia natural.
Hay quien cree que ayunar y abstenerse de comer carne son prácticas pasadas de moda; pero quizá lo que cuesta de verdad no es renunciar a la carne, sino obedecer a la Iglesia, Madre y Maestra, que nos invita a hacerlo. Esto nos sugiere que el ayuno sigue siendo actual. Junto al ayuno físico, no podemos olvidar el ayuno del egoísmo, de la desconfianza, de las falsas seguridades, del odio, de la indiferencia…
VATICAN NEWS