PLAN DIOCESANO MISIONERO

Te invitamos a participar en los grupos de la parroquia,
inscríbete en el despacho,  o en este enlace:




ADVIENTO: AL ENCUENTRO DE JESÚS QUE VIENE

El significado de la Corona de Adviento:
La Forma Circular:
– El círculo no tiene ni principio ni fin.  Nos recuerda que Dios es eterno y nos refleja su unidad.
– Es señal del amor hacia Dios y el prójimo que debe renovarse constantemente.
Las Ramas Verdes:
– Simbolizan la esperanza y la vida. – Representa que Cristo está vivo entre nosotros.
– El color verde recuerda la vida de gracia y el crecimiento espiritual.
Las Cuatro velas:
– Se encienden de una en una, durante los cuatro domingos de Adviento.  Simbolizan la luz en medio de las tinieblas.
El Color Rojo:

– Significa el Amor de Dios.




REYES MAGOS 2019




PLAN DIOCESANO MISIONERO


Si quieres participar en los grupos 
inscribete en este enlace.




AVE MARÍA

La Virgen, como Madre de Jesús, muy bien puede decirnos que el Señor de la gloria, durante su vida terrenal, tuvo un cuerpo de carne y afectos humanos. La piedad mariana es una piedra de toque para la correcta comprensión de la Encarnación.

Garante de la Encarnación, la Virgen nos hace adorar a un Dios que, en su Hijo, ha abrazado por completo nuestra condición (¡excepto el pecado!). Así, la Virgen, a través de la cual Jesús tomó un cuerpo similar al nuestro, es la promesa, en su persona y aún más en la de su Hijo, del matrimonio entre el Cielo y la Tierra. Pero esta cuestión del cuerpo no se refiere solo a la fe. También tiene consecuencias prácticas. En este nivel, la Virgen, en su solicitud materna, nos advierte sobre el mal uso que en estos tiempos de profunda crisis le damos a la sexualidad.

A veces, lo desprecia (cuando está «fuera de servicio») y, a veces, lo idolatra. Aqu también la Santísima Virgen nos recuerda la dignidad eminente de nuestros cuerpos y nos advierte que están hechos para el don de uno mismo, y no para satisfacer impulsos en los que la preocupación por el otro no existe y que nuestro cuerpo resucitará al final de los tiempos.

Manuel García.




DÍA DE DIFUNTOS

Mariano José de Larra, el insigne y extraordinario escritor y periodista escribía hace casi dos siglos “El día de difuntos de 1836”. El escritor con su fina ironía refería como los madrileños de la época acudían en tropel a los cementerios a honrar a sus seres queridos. Aquellos madrileños del siglo XIX, no se daban cuenta que el verdadero cementerio estaba en Madrid: “El cementerio está dentro de Madrid. Madrid es el cementerio”.


Una reflexión de Larra a una sociedad mortecina, ya en aquellos tiempos, que podríamos trasladar a los nuestros. Sin embargo, los que nos llamamos y nos sentimos cristianos no estamos muertos porque tenemos Fe en Dios y esperanza en la Resurrección.

¡¡¡ Para nosotros la muerte no es el final, sino el principio de una nueva vida!!!

Antonio Vaquerizo