LA VIDA ETERNA
El culto al cuerpo a prolongar nuestra “lozanía” más años y parecer más jóvenes solo es algo efímero, momentáneo, esporádico, es querer buscar la fuente de la
“eterna juventud” algo deseado por infinidad de personas a lo largo de los siglos. Sin embargo, para nosotros los cristianos la fuente de la vida eterna es Dios.
El 1 de noviembre festejamos el día de todos los santos, acudimos a los cementerios para honrar a nuestros seres queridos que reposan en ellos. Los que no son cristianos y no creen en la resurrección, ignoran que solo morimos en cuerpo pero que alcanzamos la vida eterna. La muerte no es el final, como no lo fue para Jesús.
En estos días recemos por nuestros difuntos, acordémonos de ellos y demos gracias a Dios porque están junto a ÉL.
“Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque este muerto, vivirá” (Juan 11: 17-27)
Antonio Vaquerizo
¿A quiénes llamamos sabios? A los que destacan en conocimientos humanos y resuelven los problemas de todos los días. Pero, ¿Quién tiene SABIDURÍA a los ojos de Dios? Aquellos que saben mirar las cosas con la mirada de Dios y las valora rectamente en su corazón.
Para ello hay que despojarse de toda nuestra malicia y tocar la belleza y la grandeza de toda la creación que tenemos delante. Especialmente a todos los que se cruzan en nuestro camino. Para ello Nuestra Señora es maestra de SABIDURIA. Solo Ella, al llevar al Señor en su bendito vientre dio el corazón al que lo abrió para que de Él nacieran la Iglesia. Ella conservaba todas las cosas en su corazón y eso la llenó de sabiduría. Una sabiduría, como decía S. Pablo, que es escándalo para los judíos y necedad para los griegos, a Cristo muerto y resucitado. Cuando vemos al hermano a través de los clavos de las manos de Jesús nada nos parece difícil ni alejado. Hasta el pecador más duro puede acabar llorando su conversión. Eso debemos hacer en nuestras vidas si queremos ser sabios ante Dios, “Amar a nuestros enemigos hasta que dejen de serlo en nuestro corazón y serán nuestros señores y bienhechores”. Que forma tan bonita de ir cerrando el año litúrgico en un mes que se celebran a Teresita de Lisieux, Francisco de Asís, Francisco de Borja, Teresa de Jesús, Lucas, etc… sabios de verdad que lo son para la eternidad, custodiados por los ángeles y Nuestra Señora del Pilar y del Rosario. Gran mes octubre, sabiduría del Rosario.
Manuel García
En el último barómetro del CIS aparece el fenómeno de la inmigración como uno de los temas que más preocupan a los españoles. La xenofobia, por desgracia, se ha introducido en nuestra sociedad. Muchos no se acuerdan o no quieren acordarse de que España a lo largo de su historia lejana y reciente ha sido un país de migrantes. Nuestros compatriotas buscaban una vida mejor para ellos y sus familias. Todos recuerdan lo duro que era dejar a sus seres queridos y emprender un viaje hacia lo desconocido.
Nadie deja su hogar por voluntad propia sino acuciados por motivos económicos, sociales, políticos e incluso religiosos. La empatía debe ser una cualidad esencial en nuestra relación con el prójimo. El deber de los cristianos de auxiliar, amparar y atender a los más desfavorecidos, en demasiadas ocasiones queda en “agua de borrajas”. No nos acordamos de que Jesús acogió y se relacionó con gentes de todas las razas sin dar la espalda a ninguno. Él fue el que instó a los apóstoles a que llevarán la palabra de Dios a todos los confines del mundo, donde ellos eran los extranjeros.
Jesús está en nuestros hermanos vengan de donde vengan.
Antonio Vaquerizo