JESÚS ES NUESTRA ALEGRÍA

El Papa Francisco reflexionaba hace pocos días sobre cómo se dicen y se interpretan las palabras:

«El problema que nosotros tenemos hoy no es tanto lo que uno dice o lo que no dice, sino el cómo. Lo importante es decir las cosas con projimidad, con cercanía, entonces, expresa la ternura».
Una gran verdad del Papa Francisco. En muchas ocasiones decimos cosas que son mal interpretadas o bien las hemos expresado mal. Tenemos que pensar, que la forma de manifestar nuestras opiniones son fundamentales para que los que no son cristianos entiendan lo que les queremos decir, que no nos mal interpreten. Debemos empatizar con nuestros semejantes, ser ejemplo de vida y buscar la proximidad con ellos. 
¡¡¡Jesús es nuestra guía!!!

     Antonio Vaquerizo




LOS NIÑOS

Y una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: Háblanos de los niños.
Y él dijo:
Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través vuestro,
pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.

Kahlil Gibran, El profeta




«HÁBLANOS DE LA BELLEZA»

Y un poeta dijo: Háblanos de la Belleza.
Y él respondió:
¿Dónde buscaréis la belleza y cómo haréis para encontrarla a menos que ella misma sea vuestro camino y vuestro guía? ¿Y cómo hablaréis de ella, a menos que ella misma teja vuestro hablar? (…)
Todas estas cosas habéis dicho de la belleza.
Pero, en verdad, hablasteis, no de ella, sino de vuestras necesidades insatisfechas.
Y la belleza no es una necesidad, sino un éxtasis.
No es una sedienta boca, ni una vacía mano extendida.
Sino, más bien, un corazón ardiente y un alma encantada:
No es la imagen que veis ni la canción que oís.
Sino, más bien, una imagen que véis cerrando los ojos y una canción que oís tapándoos los oídos.
No es la savia que corre debajo de la rugosa corteza, ni el ala prendida a una garra.
Sino, más bien, un jardín eternamente en flor y una bandada de ángeles en vuelo eternamente.
Pueblo de Orfalese, la belleza es la vida, cuando la vida descubre su sagrado rostro.
Pero vosotros sois la vida y vosotros sois el velo.
La belleza es la eternidad que se contempla a sí misma en un espejo. Pero vosotros sois la eternidad y vosotros sois el espejo.

Kahlil Gibran, El profeta




Felices los mansos, porque heredarán la tierra

Él dijo: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas» (Mt 11,29). Si vivimos tensos, engreídos ante los demás, terminamos cansados y agotados. Pero cuando miramos sus límites y defectos con ternura y mansedumbre, sin sentirnos más que ellos, podemos darles una mano y evitamos desgastar energías en lamentos inútiles. Para santa Teresa de Lisieux «la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no escandalizarse de sus debilidades».

(…) en la Biblia suele usarse la misma palabra anawin para referirse a los pobres y a los mansos. Alguien podría objetar: «Si yo soy tan manso, pensarán que soy un necio, que soy tonto o débil». Tal vez sea así, pero dejemos que los demás piensen esto. Es mejor ser siempre mansos, y se cumplirán nuestros mayores anhelos: los mansos «poseerán la tierra», es decir, verán cumplidas en sus vidas las promesas de Dios. Porque los mansos, más allá de lo que digan las circunstancias, esperan en el Señor, y los que esperan en el Señor poseerán la tierra y gozarán de inmensa paz (cf. Sal 37,). Al mismo tiempo, el Señor confía en ellos: «En ese pondré mis ojos, en el humilde y el abatido, que se estremece ante mis palabras» (Is 66,2).

Papa Francisco, Gaudete et exsultate, nº 72 y 74




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AVE MARIA

EL GRAN PODER DEL ESCAPULARIO

Mayo de 1957, en Alemania, un sacerdote carmelita publicó la historia excepcional de cómo una casa se salvó del fuego, gracias al escapulario.

Toda una hilera de casas se había incendiado en Westboden, cerca de Dusseldorf, Alemania. Los habitantes piadosos de una casa de dos familias, viendo aproximarse al fuego, inmediatamente colgaron un escapulario en la puerta principal de la casa. Las chispas volaron lejos de la casa que quedó intacta. En menos de cinco horas, veintidós casas fueron reducidas a cenizas.

El único edificio que quedó intacto entre la destrucción fue el que tenía el escapulario colgado a su puerta. Los cientos de personas que vinieron a ver el lugar que Nuestra Señora había salvado, fueron testigos presenciales del poder del escapulario y de la intercesión de la Santísima Virgen María.  

                                                                        Manuel García