EL SILENCIO DEL ENFERMO

01/29/2023

En los casos de emergencia múltiple las asistencias tienen bien aprendido que los primeros a los que hay que auxiliar son a los que no dicen nada. Son aquellos que por su gravedad o conmoción se les adivina que están peor. Así ocurre también en la vida del espíritu, aquellos que no dicen nada son los más necesitados de ayuda. Nuestra sociedad se ha convertido en un absoluto SILENCIO A DIOS. No un silencio reverente, si no un silencio de frialdad.

Jesús en Sus revelaciones a Sta Faustina Kowalska, le pidió que en la Novena a la Divina Misericordia hubiera un día reservado a esas almas tibias que fueron las que mas Le dolieron en Su Pasión. Por algo será.
En este mes de febrero aparece luminosa la festividad de Nuestra Señora de Lourdes. Día designado por el Santo Padre, Jornada Mundial del Enfermo. ¡Cuantas curaciones y conversiones se han conseguido en la Gruta de Lourdes! ¡Que ejemplo el de Bernadette Soubirous manteniéndose callada en el convento donde entró como religiosa y nadie sabía que era la vidente salvo la superiora y su director espiritual! Un silencio lleno de amargura por el trato recibido, pero un silencio ofrecido y unido al sacrificio de la Cruz que se vuelve sanador.

Nuestra Señora de Lourdes se aparece en una Gruta que se asemeja y nos transporta al Portal de Belén. Sitios emblemáticos en la Historia de la Salvación. En Belén nace el que sufriendo cura todas las dolencias de la Humanidad. En Lourdes confirma Nuestra Señora que es La Inmaculada Concepción y lo hace curando a personas como Su Divino Hijo.

En esta sociedad enferma de silencio y con el corazón dañado Nuestra Señora nos pide que hagamos como los camilleros que meten al paralítico por el techo para que Jesús lo sane. Que seamos los camilleros voluntarios de Lourdes en cada uno de nuestros barrios, de nuestras casas, de nuestras parroquias. Que metamos en la camilla de nuestra oración y con las manos de nuestra acción a cada uno de los enfermos con que nos cruzamos todos los días en nuestra vida.

Recordad que todos, siempre, vamos a necesitar que hagan de camilleros con nosotros. Hagamos nosotros una práctica de las Bienaventuranzas cada día con cada hermano en este mes de febrero. Rompamos el silencio a Dios y acerquemos a todos el CLAMOR DEL AMOR DE DIOS.

Manuel García

 

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