NO QUIERO AGRADAR A LOS HOMBRES, SINO A DIOS.

06/08/2008

Comienza la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Romanos.(Cap. 1, 1-2, 2: Funk 1, 213-215)

NO QUIERO AGRADAR A LOS HOMBRES, SINO A DIOS

Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia que ha alcanzado misericordia por la majestad del Padre altísimo y de Jesucristo, su Hijo único (…): para ella mi saludo en el nombre de Jesucristo, Hijo del Padre. Y a los que están adheridos en cuerpo y alma a todos sus preceptos, constantemente llenos de la gracia de Dios y exentos de cualquier tinte extraño, les deseo una grande y completa felicidad en Jesucristo, nuestro Dios.

Por fin, después de tanto pedirlo al Señor, insistiendo una y otra vez, he alcanzado la gracia de ir a contemplar vuestro rostro, digno de Dios; ahora, en efecto, encadenado por Cristo Jesús, espero poder saludaros, si es que Dios me concede la gracia de llegar hasta el fin. Los comienzos por ahora son buenos; sólo falta que no halle obstáculos en llegar a la gracia final de la herencia que me está reservada.

Porque temo que vuestro amor me perjudique. Pues a vosotros os es fácil obtener lo que queráis, pero a mí me sería difícil alcanzar a Dios, si vosotros no me tenéis consideración. No quiero que agradéis a los hombres, sino a Dios, como ya lo hacéis. El hecho es que a mí no se me presentará ocasión mejor de llegar hasta Dios, ni vosotros, con sólo que calléis, podréis poner vuestra firma en obra más bella.

En efecto, si no hacéis valer vuestra influencia, yo me convertiré en palabra de Dios; pero, si os dejáis llevar del amor a mi carne mortal, volveré a ser sólo un simple eco. El mejor favor que podéis hacerme es dejar que sea inmolado para Dios, mientras el altar está aún preparado; así, unidos por la caridad en un solo coro, podréis cantar al Padre por Cristo Jesús, porque Dios se ha dignado hacer venir al obispo de Siria desde el oriente hasta occidente. ¡Qué hermoso es que el sol de mi vida se ponga para el mundo y vuelva a salir para Dios!

San Ignacio de Antioquía
(?, hacia 35 – Roma, 107) Obispo de Antioquía, mártir cristiano y uno de los Padres Apostólicos de la Iglesia. Se llamó a sí mismo Theophoros (en griego, portador de Dios) y se cree que fue discípulo de san Juan Evangelista. Durante el reinado del emperador romano Trajano, fue condenado a ser devorado por bestias salvajes.
En su viaje desde Antioquía hacia Roma, donde tendría lugar su ejecución, escribió siete epístolas. Cinco de ellas estaban dirigidas a las comunidades cristianas de Éfeso, Magnesia, Tralles, Filadelfia y Esmirna, ciudades de Asia Menor que habían enviado representantes para darle la bienvenida a su paso por ellas. Las otras dos tenían por destinatarios a Policarpo, obispo de Esmirna, y a la comunidad cristiana de su destino, Roma.
Estas cartas constituyen una importante fuente de información para conocer las creencias y organización de la Iglesia cristiana primitiva. Ignacio las escribió como advertencias contra las doctrinas heréticas, lo que permite a sus lectores contar con resúmenes detallados de la doctrina cristiana. También proporcionan un claro retrato de la organización de la Iglesia como comunidad de fieles reunida en torno a la dirección de un obispo, asistido por un concilio de presbíteros y diáconos. Fue el primer escritor cristiano que insistió en la concepción virginal de María y que utilizó el término Iglesia católica para referirse a la colectividad de fieles.

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