AVE MARÍA
NUESTRA SEÑORA, MADRE DE PIEDAD, AMOR Y MISERICORDIA
Impresionante el don que debemos hacer nuestro desde este mes. El don de PIEDAD. ¿Hay algo más grande que nos haga sentir a Dios como Padre y a los hombres como nuestros hermanos? El Papa Francisco nos lo ha recordado durante todo su pontificado. Salir a las periferias, “APROJIMARSE” por Amor a Dios. Debemos hacernos sin doblez, prójimos de los otros. La vida completa de la Iglesia no se entendería sin la PIEDAD. Reconocer a Dios a como Padre es de entrada reconocer que no somos tan grande como Él y que solo Él es digno de adoración. Reconocer que los demás son nuestros hermanos es ponernos a disposición de todos. Reconocer que no soy superior a nadie y que debo hacer cada cosa, por insignificante que parezca, para que el Reino de Dios se manifieste en lo haga o diga. Comenzamos la Cuaresma, nuestro ayuno y abstinencia, además de lo habitual, es olvidar rencores (ABSTINECIA), eliminar un defecto cada día, (AYUNO), amar más (PIEDAD), compartir más (AYUNO), vivir para todos (seguidor de CRISTO). Nuestra Señora vivió para Cristo y para su Iglesia. La Iglesia se reunió bajo su abrazo protector hasta la Resurrección. Ella mantuvo la humanidad de los apóstoles y Cristo en la Resurrección y el Espíritu Santo en Pentecostés reavivó su fortaleza y misión. En esta Cuaresma pidamos a Nuestra Señora que aumente nuestra PIEDAD. Cristo nuestra fe y Su Madre la fraternidad verdadera. FELIZ Y SANTA CUARESMA.
Manuel García