TERESITA, LA NIÑA MISIONERA QUE CONQUISTA EL MUNDO PARA JESUS

Teresita Castillo de Diego, la pequeña “misionera mártir” que ofreció su vida y sus sufrimientos “por los sacerdotes, y para que los niños y niñas, y mayores, conozcan a Jesús” - Parroquia Santa Beatriz

El 7 de marzo, fiesta de las santas mártires cartaginesas Felicidad y Perpetua, hemos celebrado el segundo aniversario de la marcha al cielo de Teresita Castillo de Diego, la pequeña “misionera mártir” que ofreció su vida y sus sufrimientos “por los sacerdotes, y para que los niños y niñas, y mayores, conozcan a Jesús”, entregándose a Él hasta su muerte, con apenas diez años a consecuencia de un tumor cerebral contra el que luchó desde los cinco años.

Su ofrenda a Dios con Jesús y María en el sufrimiento como alma víctima y su muerte santa se conocieron enseguida por el hecho providencial de que veintitrés días antes de su muerte pudo hacer realidad su deseo de ser misionera, siendo nombrada oficialmente como tal por uno de los Vicarios episcopales de la diócesis de Madrid: don Ángel Camino.
Gracias a la inmediatez de las actuales redes y medios de comunicación en apenas unas horas la noticia se había extendido como la pólvora, no sólo en España sino en el mundo entero. Fue despedida, el día de su funeral, por un templo abarrotado de niños y mayores.

Funeral por Teresita

Con ocasión de este segundo aniversario de su partida al encuentro de Jesús, el 7 de marzo de 2021, el 7 de marzo de 2023, se ha celebrado una misa de funeral por ella en el Colegio Veracruz, en Galapagar, perteneciente a las Hijas de Santa María del Sagrado Corazón, centro escolar y familia espiritual en el que Teresita estudiaba.
Teresita sigue muy viva y conquistando corazones
Los numerosos fieles reunidos para la celebración, que llenaban la capilla del colegio, especialmente los muchos niños que han asistido, son la prueba de que Teresita está muy viva en la memoria de todos, y que sigue atrayendo y conquistando arrolladoramente, como era ella, a todos los que la conocen.

Funeral presidido por el Vicario episcopal que la nombró misionera

El funeral ha sido presidido por el vicario episcopal de la vicaría VIII de la diócesis de Madrid, don Ángel Camino Lamelas, vicario episcopal que la conoció en el Hospital de la Paz veintidós días antes de su muerte, que le dio los sacramentos de la unción de los enfermos y de la comunión, y que aquel mismo día la nombró oficialmente misionera de la diócesis de Madrid.
Concelebré con él como sacerdote cercano a la familia.
En su homilía, don Ángel Camino, tras saludar a todos los presentes se dirigió especialmente a los muchos niños que llenaban la capilla.
El arzobispo y cardenal de Madrid hizo llegar su saludo a todos los participantes
Don Ángel trasmitió el saludo del arzobispo y cardenal don Carlos Osoro a la familia, a la Comunidad de Hermanas Hijas de Santa María del Sagrado Corazón y a todos los participantes en la celebración.

Recordando cómo conoció a Teresita en la UCI del Hospital: “¡Yo quiero ser misionera!”

El vicario recordó el momento en que conoció a Teresita, la conversación que tuvo con ella y la profunda atención y fe con que Teresita recibió los sacramentos de la unción de los enfermos y de la comunión. También la audaz petición que con determinación le dirigió: “¡Yo quiero ser misionera!”.
Aquel día era un 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, día dedicado a los enfermos. Como cada año, aquel día, como él mismo testimonió, visitaba uno de los catorce hospitales de su Vicaria. Ese año escogió providencialmente La Paz. Tras celebrar la misa -explicó- fue invitado por los capellanes del hospital a impartir los sacramentos de la unción de enfermos y de la santa Eucaristía a una niña que estaba ingresada con un pronóstico muy grave.
El Vicario visitó a Teresita. Así describió, dirigiéndose directamente a los niños, su encuentro con ella: «Yo llevaba aquí dentro una cajita con la sagrada hostia, y también llevaba un bote con aceite, el crisma, un óleo que se da a las personas. Teresita estaba con una alegría tremenda. Tenía una venda blanca en la cabeza, pero la cara al descubierto. Ésta relucía como el sol. Yo no conocía a esta niña pero estaba realmente guapísima. Yo sabía que estaba muy grave».

“Vienes a traerme a Jesús y al Espíritu Santo”

Don Ángel continuó sus recuerdos de aquel encuentro. El saludo de la pequeña despertó su asombro. Sabía perfectamente para qué estaba el vicario allí y lo que iba a recibir. Así lo expresó don Ángel: «Ella me dijo: “’Yo sé a qué vienes, vienes a traerme a Jesús y también al Espíritu Santo. Sí, sí, me vas a dar la Unción’”.

“¡Yo quiero ser misionera!”

Don Ángel prosiguió su relato compartiendo con los asistentes el momento que más maravillado le dejó, el momento en que Teresita le expresó el deseo ardiente que tenía: «Pero como la mamá veía que yo tenía prisa, le dijo a su hija: ‘Teresita, deja de hablar y dile al Vicario lo que tú quieres ser’. Este fue el momento más importante. ¿Qué creéis que dijo?: ¿Quiero ser bailarina? ¿Quiero ser escritora? Entonces se me acerca y me dice: ‘¡Yo quiero ser misionera!’”.

“Teresita, yo en este momento te hago misionera”

Lleno de asombro y maravillado por la inimaginable respuesta de una niña de diez años, y en esas circunstancias, el Vicario la nombró allí mismo misionera. Así lo describió: «Yo me quedé impactado. Y en ese momento le dije: ‘Teresita, yo en este momento te hago misionera. Dentro de un momento me voy a mi despacho, hago un documento por el que quedas constituida misionera, lo sello, pongo la cruz misionera y te lo entrego’”.

Teresita, atentísima a las palabras y signos del sacramento

Don Ángel quedó maravillado por la atención con la que Teresita escuchaba y por su forma de rezar y de responder a las oraciones.
Así continuó su predicación: «Teresita se quedó callada. Yo le di la unción. Ella estaba atentísima a todas las palabras que yo decía. Rezó el Padre Nuestro con una claridad impresionante y con mucha fuerza. Y me despedí».

Nombramiento oficial de misionera

En cuanto llegó a su despacho, tras imprimir la carta, sellarla y encontrar la cruz, se volvió al Hospital de La Paz para entregárselas: «En cuanto salí, llamé a mi secretaria y le dije: ‘Por favor, escribe rápidamente lo que voy a decir: Yo Ángel Camino…, Vicario Episcopal de la Vicaría VIII de la Archidiócesis de Madrid, por las presentes constituyo misionera a Teresita Castillo de Diego -¿para qué?, en palabras que ella misma me había dicho- para que muchos hombres y mujeres, niños y niñas conozcan a Jesús. En Madrid a 11 de febrero de 2021’. Antes de llegar a la Vicaría me paro en una papelería y cojo el pergamino más bonito que había y que a las niñas les gustan. Llego a la Vicaría y me dice la secretaria: ‘Está todo preparado’. Lo imprimimos. Sólo faltaba la cruz. En diez minutos la encontré. Cogí y me marché de nuevo al Hospital».

“Pon la cruz en la barra para que la vea, y mañana que me la lleven al quirófano”

El señor vicario vuelve al Hospital de La Paz para entregar personalmente a Teresita el nombramiento oficial en el que con su autoridad, como representante del obispo de Madrid, la constituía misionera. Así relató el momento: «Llegué a donde Teresita y le dije: ‘Teresita, aquí tienes tu documento en que te constituyo misionera’. Y se lo pasó a la mamá, porque papá no estaba porque estaba trabajando. Ella escuchó todo el discurso. Cojo la cruz y se la pongo en el cuello. Ella se la quita y se la da a su madre diciendo: ‘Mamá, ponla en la barra para que la vea, y mañana que me la lleven al quirófano’”.

“Estoy a punto de irme con Jesús… ¿Yo soy de verdad una misionera?”

Teresita sabía que se iba con Jesús y quería morir siendo misionera. Llevaba tiempo con ese deseo grande en su corazón. Y con ese deseo le había ofrecido a Jesús todos sus sufrimientos, que se intensificaron en la última etapa de su vida. Estaba feliz con su nombramiento y su cruz de misionera. No podía creerse por la emoción que ella ya era misionera.
Por eso, en el momento en que el vicario iba a dejar para siempre su habitación, Teresita se dirigió a él para que le confirmara si realmente era misionera. Así lo relató el Vicario: «Yo ya había terminado. Me marcho, y cuando estoy en la puerta la médica me dice: ‘Me parece que la niña le está llamando’. Vuelvo hasta ella y me dice: ‘¿Puedo hacerle una pregunta?’ Le dije sí. Ella me respondió: ‘Es que estoy a punto de irme con Jesús? Entonces yo le dije: ‘¿Cuál es tu pregunta?’ Ella me respondió: ‘¿Yo soy de verdad una misionera?’ Y le digo: ‘Tú eres una misionera’. Y tras estas palabras me marché y ya no volví a ver a Teresita».

La santidad no se improvisa

En su homilía, don Ángel recordó a todos que “la santidad no se improvisa”. Refiriéndose a la muerte heroica y sobrenatural de Teresita, señaló que se fue fraguando en la familia, con sus padres, con sus tíos, con sus abuelos, con sus primos, y también en su colegio, con las hermanas religiosas, con los profesores y profesoras, y con los amigos. Sus escasos diez años de vida fueron “su entrenamiento” para el cielo.
Y lo que constituye el motor de la santidad es el deseo de ser santos, un deseo profundo que tenía Teresita, y que no es otra cosa que amar a Jesús con todo el corazón y con todas las fuerzas y desear que sea amado por todos, y con su ayuda amar al prójimo. Por eso Teresita, con sólo diez años, quería ser misionera.
La verdadera misión de Teresita
La muerte de una niña de diez años, a los ojos humanos muy prematura, impone una pregunta: ¿puede tener una niña una misión en la Iglesia? ¿Puede considerarse en propiedad a una infanta tan pequeña misionera de la Iglesia? ¿Y qué misión puede tener una niña de tan pocos años? Don Ángel, refiriéndose a Teresita, afirmó: «‘Para que muchos niños y niñas conozcan a Jesús’, esta era su misión».

Su misión desde el hospital se extendió en pocas horas por el mundo entero

A partir del testimonio de don Ángel Camino el día que visitó a Teresita en el hospital, las redes sociales empezaron a arder, extendiéndose en pocas horas por todos los continentes la noticia de su nombramiento como misionera. Todos querían saber más de esta niña, los teléfonos de su Vicaría no dejaban de sonar, las radios, las televisiones, los periódicos, revistas y portales de Internet intentaban entrevistarle para ampliar la noticia. Los padres de Teresita, Eduardo y Teresa, también eran “asediados” por los medios de comunicación para saber más de Teresita.
El testimonio de Teresita llego rápidamente a los misioneros españoles en todo el mundo y en poco tiempo también a otros muchos. El responsable de los misioneros de España llamó a don Ángel Camino para saber qué estaba pasando. Además de los mensajes que recibía de los misioneros españoles por el mundo entero, en pocas horas había recibido cantidad de peticiones de niños de toda España que, como Teresita, querían ser también misioneros.

El testimonio admirable de Teresita llegó también hasta el Vaticano.

Al día siguiente del encuentro del Vicario con Teresita -como contó don Ángel Camino en su homilía-, recibió una llamada del Vaticano preguntando por Teresita. Al día siguiente, escribió una carta al Papa relatándole lo sucedido. El Papa, por su parte agradeció haber sido informado y envió un mensaje de afecto y de cercanía a la familia, asegurándoles su oración e impartiéndoles su bendición.
Como un incendio imparable, el fuego encendido por Teresita empezó a extenderse incontroladamente no sólo en España sino en el mundo entero.
¿Quién hubiera podido sospechar que ese fuego escondido en el corazón de una niña de diez años ingresada en una UCI infantil de un hospital de Madrid fuera en pocas horas a incendiar el mundo entero?
A partir de ese momento, la salud de Teresita empezó a deteriorarse cada vez más, hasta el momento de su muerte, veintidós días después.
Sin saberlo y escondido a sus propios ojos, la pequeña Teresita misionera estaba cumpliendo su misión, haciendo llegar a los cinco continentes su sencilla pero extraordinaria fe, su asombroso amor a Jesús, su generoso e inaudito sacrificio por los sacerdotes, y particularmente por los niños y mayores que no conocen a Jesús, su heroica aceptación del sufrimiento, su admirable paciencia en los tormentos de su enfermedad, y su alegría -como pequeña redentora con Jesús- en el sufrir.

Misión más fecunda en el cielo que en la tierra

Como dos mil años antes sus santas preferidas Felicidad y Perpetua, como más de ciento veinticinco años la santa patrona de las misiones, Teresita del Niño Jesús, como veinticinco años antes su otra gran santa amiga suya Teresa de Calcuta, como quince años antes su otro gran santo amigo suyo Carlo Acutis, Teresita Castillo de Diego dejó este mundo dando testimonio de Jesús entre sufrimientos para entrar en la eternidad. El día 7 de marzo de 2021 fue liberada de sus sufrimientos para comenzar su misión en el cielo junto a Jesús.
Desde entonces, la admirable como sencilla vida de Teresita, y especialmente la asombrosa ofrenda de su vida a Dios con la entrega misionera a Él de sus sufrimientos, está siendo contemplada, admirada e imitada en el mundo entero.
Las revistas y periódicos, las radios y televisiones, los portales, canales y redes de Internet, dan testimonio de las miles y miles de personas que están encontrando en la pequeña Teresita misionera ayuda para su fe, ejemplo para su vida cristiana, sostén, esperanza y sentido para sus sufrimientos, y admirable inspiración para amar más al Señor y a los demás, especialmente, como lo hacía Teresita, a los que se encuentran solos, a los pobres y a los que sufren.

La misión de Teresita apenas acaba de comenzar.

Su corta pero intensísima vida, y particularmente la ofrenda a Dios de su vida hasta el final, por amor a Él y por la salvación de quienes no conocen aún su amor, se ilumina con las palabras de Jesús: “No se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín o de la cama” (Mc 4, 21-22), “sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa” (Mt 5, 15).
Puesta ahora la vida de Teresita en el candelero de la Iglesia y del mundo, brilla ahora ante todos en su asombrosa sencillez como una radiante y potente luz, mostrando el camino del amor en la entrega a Dios y a los demás.

Fuente:



MARÍA NO SE BUSCABA A SI MISMA

Anunciación de la Virgen María Parroquia Santa Beatriz - Blog 2023

Anunciación de la Virgen María Parroquia Santa Beatriz - Blog 2023

Una obligación de todo católico es dedicar todos los días un rato a meditar sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Mas importante aún durante el tiempo fuerte de Cuaresma. ¿Puede Nuestra Señora acompañarnos durante la Cuaresma? ¿Cómo puede hacerlo? Desde su nacimiento María ya daba en todas sus acciones un SI a la Voluntad de Nuestro Señor que prefiguraba el definitivo SI al Ángel el día de La Anunciación-Encarnación. La presencia cotidiana de Nuestra Señora adelantaba la instauración del Reino de Dios.

María llevaba “el Por Ti y para mis hijos” como premisa.

Nuestra Señora nunca llevaba el YO como motor de Su Vida. ¿Pero como podría decir lo de “mis hijos” si Ella había consagrado Su Virginidad a Dios? Eso precisamente es lo que le preguntó al Ángel en la Anunciación. Y el Ángel reveló parte del misterio de la Salvación. María no se buscaba a Si Misma si no conocer y hacer la Voluntad de Dios.

Eso es precisamente lo que debemos pedir a Nuestra Señora que nos ayude durante esta Santa Cuaresma, olvidarnos de nosotros mismos, contemplar, con la fuerza del Espíritu lo que Dios quiere de nuestras vidas y hacerlo realidad.
María tampoco lo supo y lo preguntó. Pero al preguntar se despojó de Sus respuestas y solo esperó la respuesta de Dios por medio del Ángel. Así nosotros, preguntar explícitamente a Dios que y como quiere que sea nuestra vida y ponerlo por obra.

Nuestra Señora “solo” tuvo al Ángel, nosotros tenemos a nuestro Ángel de la Guarda y a Nuestra Señora. Pongamos en Sus Manos nuestra capacidad de entender lo que Dios nos pide desde esta Cuaresma para toda nuestra vida y con su Gracia llevarlo a buen fin. Así también nosotros deberemos subir al Calvario para resucitar con Cristo al tercer día.

Confiad esta Cuaresma a la meditación, a la oración y al desprendimiento de cosas materiales para que solo quede Dios en vuestro corazón y “El Padre que ve en lo escondido, te lo premiará”.

Manuel Garcia



JESÚS, LA LUZ DE NUESTRA VIDA

Dia de todos los Santos - Parroquia Santa Beatriz - Jesús la Luz de nuestras Vidas

Dia de todos los Santos - Parroquia Santa Beatriz

Las noticias que llegan a través de los medios de comunicación no son alentadoras. Las catástrofes en forma de guerras o de terremotos asolan nuestra tierra, motivos suficientes para estar en un clima de zozobra y pesar.

Sin embargo, he visto como el hombre es un ser bueno por naturaleza que ayuda a sus semejantes. El terremoto que ha asolado a Turquía y Siria ha sacado lo mejor de las personas. Centenares de voluntarios han acudido para sacar de los escombros a cientos de personas.

Gestos de amor, esfuerzo y solidaridad con los más desfavorecidos que han llevado la esperanza a esas personas que lo habían perdido todo: padres, hijos y casa.
Pero esas personas también necesitaban el consuelo de una mano o de un abrazo amigo. En ese momento pensé en Jesús, los cristianos buscamos el consuelo a través de su amor, de sus obras y de su palabra.

Espero que en estos momentos tan difíciles para aquellas personas que han perdido todo por las guerras, las desgracias naturales o las injusticias encuentren consolación y guía en Jesús.
Jesús, es la luz de nuestra vida.

Antonio Vaquerizo



ENCONTRARSE CON EL PAPA LO ES TODO

El Papa Francisco y las víctimas de la guerra en Kinsasa - Parroquia Santa Beatriz - Blog 2023

Testimonio de Rebeca, una sobreviviente de la violencia en la Republica del Congo

A finales de 2019, un grupo de soldados «entraron en casa», relata Rebeca. Buscaban a su marido, que no estaba. «Me cortaron la muñeca de la mano derecha», que aún hoy no puede ni sujetar un bolígrafo. «Luego me violaron. Y mataron a mi cuñado».

Durante dos semanas, la familia se refugió en la parroquia de Masisi (Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo). Luego huyeron a Uganda. «La vida allí era muy dura y una vez que mi esposo se enfadó conmigo me dijo: “Te violaron, ya no puedo vivir contigo, vete a buscar a tus hombres”. Me dolió mucho». Rebeca cogió a sus tres hijos y se volvió desde Uganda huyendo de la desnutrición y del riesgo de enfermedades en el campo de refugiados donde vivían. No se plantea volver a Masisi, «hay demasiada inseguridad».

Un nuevo grupo armado, llamado Shishikara en el Congo

En enero, fuentes de la sociedad civil local alertaron de que un nuevo grupo armado, llamado Shishikara, se ha sumado en esa zona a los 120 que desde hace décadas mantienen vivo el conflicto en el este del país, sin que el Estado de sitio decretado en 2021 haya solucionado nada. Además, el Gobierno ha acusado a Ruanda de tener a soldados allí.

Por ahora, Rebeca vive con sus hijos en Himbi, un barrio de Goma. Sin su marido, le resulta muy difícil conseguir dinero para el alquiler y para comer. «Ninguno de los niños va al colegio». Al recordar la violación y todo lo vivido después, «ya no tengo ganas de vivir». Ha llegado a pensar en el suicidio.

El Papa Francisco y las víctimas de la guerra en Kinsasa

Esta semana, sin embargo, su ánimo es diferente. «Siento una gran alegría» al saber que el Papa Francisco se reunirá este miércoles con un grupo de víctimas de la guerra en Kinsasa durante la visita al país. «Me gustaría verle». Sí lo harán algunas de las mujeres víctimas de violencia sexual y doméstica que atiende CAFOD (Cáritas del Reino Unido). Por seguridad y respeto a su intimidad, los organizadores las están manteniendo alejadas de los focos. «Han sufrido traumas terribles», explica Bernard Balibuno, responsable de la entidad en la R. D. Congo. «Compartir sus historias y encontrarse con el Santo Padre lo es todo para ellas».

Además, «lanzará a todo el mundo el mensaje de que tenemos que escuchar a los supervivientes y acabar con la violencia basada en el sexo». El anhelo de Rebeca es más sencillo, pues solo confía en que «gracias a la oración del Papa desaparezcan nuestros problemas». Su oración por la paz y la reconciliación para que «mis hijos puedan volver a la escuela y yo a mi vida anterior»

El testimio de Sibomana que lleva un mes buscando a sus hijos

También es lo único que le pediría Sibomana, que quiere seguir la visita por radio desde el campo de desplazados del centro Don Bosco Ngangi, de Goma. Allí viven, desde noviembre, personas. «Que viniera a visitarnos era mi mayor deseo», pero al menos las víctimas con las que va a estar «le podrán contar nuestros sufrimientos».

Los combatientes de la guerrilla M23 «nos atacaron mientras trabajábamos en el campo», en la zona de Rutshuru. «Las balas sonaban por todas partes. Salimos en desbandada, mis hijos por un lado y yo por otro». Tardó un mes en localizar a los siete que tiene. «Ninguna Fuerza de Seguridad nos ayudó». De hecho, «algunos se fueron antes que los civiles. Dios nos protegió», asegura este católico. «Mi fe me ha ayudado mucho desde el comienzo de la guerra». Aunque no le libra del impacto psicológico de depender de la ayuda de otros para conseguir algo de comida, que apenas es suficiente, y «no saber cuándo podré volver a casa». «De momento solo tenemos la oración, los intentos de negociación no han tenido éxito».

Fuente: alfayomega



EL PEDIDO DE SANTO SÚBITO DURANTE EL FUNERAL DE BENEDICTO XVI

El pedido de Santo Súbito durante el funeral de Benedicto XVI - Blog Parroquia Santa Beatriz - 2023

 La pancarta y los gritos de santo súbito fueron protagonistas en el funeral de Benedicto XVI. La petición ha ido circulando desde su fallecimiento, pero, según el profesor Alberto Melloni, no será resuelta de forma inminente.

El jueves 5 de enero, cuando el reloj de la plaza de San Pedro marcaba las 8:50 horas, se abrieron las puertas de la basílica de San Pedro y doce sediarios vaticanos portaron a hombros el ataúd de Benedicto XVI entre aplausos y gritos de «santo súbito!» (santo ya). Durante el funeral también pudo verse una pancarta con el mismo mensaje.

No «hay línea de alta velocidad que lleve a la santidad».

Sin embargo, será difícil que el clamor popular sea satisfecho con un certificado de santidad exprés. «No se hará más rápido que el proceso de san Juan Pablo II, que murió en 2005 y fue canonizado en 2014», explica el profesor Alberto Melloni, secretario de la Fundación para las Ciencias Religiosas de Bolonia. El cardenal Saraiva Martins dirigió en mayo de 2005 los primeros pasos de la beatificación, tan solo un mes después del fallecimiento del Papa polaco. Nueve años más tarde subió a los altares. «Wojtyla batió el récord de celeridad en el proceso, pero no ha sido lo habitual», asegura en conversación con Alfa y Omega. De hecho, en 1983 se estableció que el proceso de canonización no puede abrirse hasta pasados cinco años de la muerte. Con Benedicto XVI no será distinto, añade Melloni, que incide en que no «hay línea de alta velocidad que lleve a la santidad». De hecho, afirma que no será el Papa Francisco quien canonice a su antecesor.

De los 264 Papas que ha habido en la Iglesia —algunos moralmente reprobables— solo 89 han sido santos o beatos. «Había una tradición que proclamaba santos a todos los Pontífices de la Edad Antigua, pero después de Pío V, elevado a los altares 150 años después de su muerte, no hubo más canonizaciones. Esto cambió drásticamente con Pío XII, que canonizó a Pío X en 1954, 36 años después de su muerte. Juan XXIII tuvo que esperar cinco décadas», expresa.

El experto enfatiza que «cuando la Iglesia canoniza a un Papa, en realidad canoniza su persona, no su pontificado», porque la infalibilidad pontificia pocas veces equivale a un estilo de gobierno «impecable», ni tampoco asegura en modo alguno el mejor acierto de cada uno de los actos de un Sumo Pontífice. Por esta razón la Iglesia no canonizaba a los Papas: «No interesaba hacerlo. La santificación de alguien pretende mostrar un modelo de vida cristiana para las personas comunes, y es difícil que alguien se sienta identificado con un Papa o que haga la vida de un Papa». «Es un terreno resbaladizo, pero será difícil echar el freno. Seguramente serán canonizados tanto Benedicto XVI como Francisco, porque también sus predecesores han sido canonizados. Todos los Papas bajo los cuales ha vivido como sacerdote el actual Papa son santos», incide.

Con todo, el experto avisa de que la santidad papal puede acabar usándose como un arma política: «Podría acabar polarizando a la Iglesia, creando grupos a favor y en contra. Y esto Ratzinger nunca lo quiso. Al revés, siempre quiso la unidad». Lo mismo sucede con el título de doctor de la Iglesia, para lo que se necesita primero ser santo.

Fuente: