«Espíritu Santo, ven a perfeccionar
la obra que Jesús comenzó en mí.
Que llegue pronto el tiempo
de una vida llena de tu Espíritu.
Derrota toda presunción natural
que encuentres en mí.
Quiero ser sencillo, lleno del amor de Dios,
y constantemente generoso.
Que ninguna fuerza humana
me impida hacer honor
a mi vocación cristiana.
Que ningún interés, por descuido mío,
vaya contra la justicia.
Que ningún egoísmo disminuya en mí
los espacios infinitos de tu amor.
Que todo sea grande en mí.
También el culto a la verdad
y la prontitud en mi deber hasta la muerte.
Que la efusión del Espíritu de amor
venga sobre mí, sobre la Iglesia,
y sobre el mundo entero.
Amén.»