sermón 235,3 de San Agustín:
¿Cuándo se hizo conocer el Señor? Al partir el pan. He aquí nuestra certeza: al compartir el pan conocemos al Señor. Él ha elegido ser reconocido de este modo por nosotros que, sin haber visto su carne, comeríamos su carne. Quienquiera que tú seas, tú que crees, que te reconforte la condivisión del pan. La ausencia del Señor, no es una verdadera ausencia. Aquel a quién tu no ves, está contigo. Cuando Jesús hablaba a ellos (a los discípulos de Emaús), ellos no creían que estuviese resucitado. Ellos mismos no esperaban el poder “revivir”: habían perdido la esperanza. Caminaban, muertos, junto a la vida. Y tú, ¿quieres la vida? Haz como los discípulos (de Emaús) y reconocerás al Señor. El Señor era como un viandante que debía ir muy lejos, sin embargo, han sabido retenerlo junto a sí. En la condivisión del pan el Señor se ha hecho presente. Aprende dónde buscarlo, aprende dónde encontrar al Señor: es el momento en el que todos juntos lo coméis (lo recibís en la comunión).