Hace cincuenta días, celebrábamos la Pascua de Resurrección.
Hoy, en “otra noche santa”, celebramos la Vigilia de Pentecostés, la presencia del Espíritu en la asamblea fraterna.
Como en aquel tiempo, también hoy nos reunimos a la espera del Espíritu, junto con María, la madre de Jesús y nuestra madre.
El Espíritu Santo que recibieron los apóstoles de la Iglesia naciente, es el mismo Espíritu que un día recibimos en nuestro bautismo y el mismo que hoy Jesús Resucitado sigue derramando sobre nosotros, para animar nuestro caminar creyente y renovar nuestro compromiso cristiano.