Diana, Argia y Jane donan su tiempo todos los días para ayudar a otras mujeres a salir del abominable fenómeno de la trata de personas y la esclavitud. Sus historias contadas con motivo del día internacional contra la trata.
Jornada internacional contra la trata y la explotación de personas
El 8 de febrero de cada año se celebra la jornada internacional contra la trata y la explotación de personas. La red internacional Talitha Kum, que cuenta con más de 3.000 monjas y con el apoyo del Vaticano y de muchas asociaciones, incluido el Movimiento de los Focolares, organizó este año una peregrinación online titulada “Caminar por la dignidad” con experiencias contadas en varias partes del mundo. Dos en particular están vinculados a los Focolares. Diana y Argia, de Nápoles (Italia), trabajan desde hace años en una asociación de mujeres llamada “Donne Meridiane” que opera en los campos social y cultural.
“Me encontré con el trabajo de una religiosa – cuenta Argia – que lleva años acompañando a mujeres jóvenes víctimas de la trata, en un proceso de reinserción en la sociedad. Me preguntaba qué podríamos hacer por estas chicas. La frase evangélica “Ama a tu prójimo como a ti mismo” resonaba dentro de mí. En concreto ese “como a ti mismo” que quizás también significaba ofrecer a estas jóvenes las mismas posibilidades de vida libre y digna que tenemos las mujeres europeas. Así nació la idea de financiar un curso de estudios con la asociación para una joven nigeriana”.
Crearon la asociación de mujeres “Donne Meridiane”
Diana agrega: “Hemos involucrado a mujeres emprendedoras, mujeres de instituciones, asociaciones, amigas y familiares. Por lo tanto, organizamos una velada de recaudación de fondos para reunir fondos y apoyar la iniciativa. Hace unos meses celebramos la graduación de Blessing, esta joven y madre primeriza. Se invitó a amigas con las que habíamos recaudado fondos a compartir no solo la alegría de este hito, sino también la posibilidad de seguir apoyando a otras mujeres en este camino”.
En cambio, la historia de Jane proviene de África. Hace tres años vivía en Burkina Faso. “En la calle enfrente de mi casa, todas las tardes había una larga cola de chicas – cuenta -. ¿Qué estaban esperando? Su turno de prostituirse. Desgraciadamente, una realidad bien organizada de la que nada se podía hacer para evitarla”. Sin embargo, Jane quería hacer su parte para ayudar a estas jóvenes de alguna manera. Entonces comenzó a colaborar con Talita Kum. “Descubrí que muchas mujeres se aventuran en otros países o en otras ciudades para buscar trabajo o estudiar. Desafortunadamente, a menudo caen en la trampa de la prostitución. Hablar sobre la trata ha abierto los ojos de muchas chicas y ha salvado muchas vidas”.
Desde hace un año, Jane trabaja en el centro de nutrición del Movimiento de los Focolares en Costa de Marfil. Es un centro de prevención y tratamiento de la desnutrición infantil. “Todos los días recibimos muchas madres. Cada una con su propia historia. Recuerdo una de ellos en particular: su esposo se había ido a buscar trabajo, pero nunca regresó. Escuchamos su historia y lloramos con ella. No teníamos ninguna solución. Le hemos ofrecido una pequeña cantidad de dinero para ayudarla con un pequeño negocio frente a su casa.
Incluso las jóvenes con las que trabajamos son sensibles al tema de la explotación. Siempre me llama la atención el ejemplo de alguna de ellas que dice que en nuestro barrio hay el mayor porcentaje de prostitución. Lo cuenta con alegría porque ha entendido que, a pesar de este problema, nuestro trabajo en el cuidado de los niños, de las madres y sus familias es también nuestra forma de prevenir la trata y explotación de personas”.
Fuente: Focolare.org