AVE MARÍA
NUESTRA SEÑORA, TRONO DE CIENCIA
La Ciencia está muy emparentada con el conocimiento, la sabiduría y el entendimiento. Con el don de CIENCIA, el Espíritu Santo nos permite vernos a nosotros mismos tal como nos ve Dios. No es solo ya conocer los designios de Dios, saber interpretar los hechos o entender que debemos hacer, sino mas profundamente ver el inmenso Amor conque Dios nos trajo a la vida y con cuanta Providencia nos cuida. Así, seremos conscientes de lo que suponemos para Él cada uno de nosotros. Solo con mirar a la Cruz y ver a que alto precio fuimos rescatados sería suficiente para empezar a ser conscientes de ello. Nuestra Señora llegó a ser Trono de Ciencia, después de “Guardar todas las cosas en Su Inmaculado Corazón” y demostrar toda su vida que fue la verdadera “Esclava del Señor”. Solo en el trato íntimo con Su Hijo se encontró con su verdadera dimensión a los ojos de Dios. La dignidad del ser humano es infinita por ser Hijos de Dios y al respetar la de todos los que nos rodean, sobre todo no nacidos, débiles, enfermos y ancianos, empezaremos a encontrarnos de verdad con nosotros mismos. Descubriremos que no somos islas sino que somos personas para, con, por y en los hermanos que nos rodean. Al vernos como Dios nos ve, seremos capaces de ver a los demás como Dios los mira. Así nos mira Nuestra Señora. Ella “vuelve hacia nosotros esos Sus Ojos Misericordiosos”, como dice la Salve. Llevemos nuestros ojos de misericordia a los hermanos.
Manuel L. García Sancet