Conozca todas las todas las novedades de la Parroquia Santa Beatriz del mes de Agosto 2022.
EN FUNERAL de Juan Pablo II RECOBRA LA FE
Para Louis-Alcine el momento de ingresar en la masonería coincidió con los primeros éxitos de una brillante carrera profesional: «Yo era un treintañero rodeado de triunfadores, todos ellos gente intelectualmente brillante. Llevaba diez años casado con una mujer alegre e inteligente».
Los fines de semana encadenaban cenas y salidas mundanas con agradables conversaciones entre amigos de su ámbito. No tenía grandes preocupaciones: «La vida me sonreía. Me propusieron hacerme masón y acepté, halagado de que una logia del Gran Oriente de Francia me hubiese escogido».
El bautizo El 15 de febrero de 2005 nació su cuarta hija y se planteó la cuestión de su bautizo.
Hay muchos que se definen como ‘creyentes no practicantes’, pero el caso de Louis-Alcine era distinto: «Solo para no suprimir a Dios de mi vida totalmente, yo seguía yendo a misa los domingos, pensando que mal no podía hacerme, y a modo de recuerdo de lo que había vivido en otras épocas de mi vida. Mi mujer decía que me había convertido en un ‘practicante no creyente’. Y así era», confesó él mismo en la sesión de la segunda semana de agosto de los encuentros de la Comunidad del Emmanuel en Paray-le-Monial, la localidad de Francia donde Santa Margarita María Alacoque difundió la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Justo a esa comunidad estaba confiada la parroquia de la región parisina a la que acudieron para preparar la celebración. Cuando, en una reunión, los diversos padres fueron explicando por qué querían bautizar a sus hijos, los demás contaron «historias muy bellas», pero Louis-Alcine, «en un arranque de sinceridad», dijo lo que pensaba: «‘Para contentar a mi esposa’, dije… lo que no hizo sino aumentar su tristeza”.
El funeral En ese periodo estaban, cuando el 2 de abril de 2005 murió Juan Pablo II. Un compañero de trabajo, que conocía su “pasado cristiano”, le insistió en que el funeral, que se preveía masivo e histórico (de hecho, pocas veces se ha visto tal concentración de jefes de Estado y de Gobierno, católicos y no católicos), era un acontecimiento que no podían perderse: «¡Vamos, tenemos que ir!», le animó.
“Nostálgico o curioso, decidí ir”, explica Louis-Alcine, quien nunca había estado en Roma. Una vez allí, siguió a la multitud por Via Conciliazione y logró situarse en un punto desde donde podía ver el ataúd, sobre el cual habían depositado unos Evangelios cuyas páginas iban pasando, impulsadas por la brisa.
Ese ambiente le sugestionó y conmovió profundamente. Al llegar el Credo, lo rezó: «Invadido por mis recuerdos infantiles, canté la fe de la Iglesia universal. Y luego me impresionó el increíble recogimiento de esa masa de gente en el momento de la consagración. Cuando terminó la misa, a mediodía, el viento había pasado la última página del Evangelio, y yo decidí volver a ser católico. Éramos un millón de personas, pero Jesucristo, en esa misa, estuvo ahí para mí”.
Le costó despegarse de la Plaza de San Pedro, donde se quedó mucho tiempo, hasta que se vació casi por completo: «Yo no quería irme. Me sentía en casa. Había vuelto a mi hogar, donde Alguien me estaba esperando. Había llegado a Roma por una mezcla de curiosidad y nostalgia y había regresado católico».
La confesión sacramental
A las pocas semanas de regresar de la Ciudad Eterna, bautizaron a su hija. «¡Pero esta vez, no para contentar a mi mujer!”, bromea: «Ella estaba feliz de verme transformado».
Louis-Celine tenía, en cualquier caso, que «poner de nuevo en orden» su vida, y «que daba la cuestión de la masonería»: «Tuve la suerte de recibir una buena formación en mi juventud, así que conocía el magisterio de la Iglesia. Pude comprender íntimamente qué sabia es la Iglesia cuando dice que hay que elegir entre una verdad que construye el hombre por sí mismo, y una Revelación trascendente que nos es entregada; entre un bautismo al que se invita a todo el mundo a la luz del día y un conocimiento abierto a todos, y un rito iniciático oculto para el cual uno es seleccionado. Yo elegí y le escribí al maestro de mi logia».
El paso final era la confesión sacramental, que aún hubo de esperar «tres meses de penitencia y reconciliación» que le permitieron «pasar página»: «La página anterior de mi vida quedaba escrita: era mi vida, una riqueza, porque servía para acordarme de mi debilidad. Y yo tenía una página en blanco ante mí, que es la liberación total que me ofrecía el sacramento de la penitencia. Era yo quien iba a escribir con total libertad las siguientes páginas».
Louis-Alcine siente «una debilidad especial» por el sacramento de la reconciliación: «En un ritual tan sencillo, con tan poco ‘aparato’, ¡hay tal concentración de gracia! Tras un diálogo entre dos personas, y por medio de unas pocas palabras dichas en nombre de la Iglesia por el sacerdote, soy restaurado en la gracia de mi bautismo y de mi sacramento del matrimonio. ¡Jamás podremos descubrir toda la profundidad de este sacramento que abre una puerta al futuro y borra y perdona el pasado!»
«Gracias por permitirme evocar este acontecimiento de mi vida, ese día en que el Señor vino a buscarme y me rescató», concluye Louis-Alcine, quien no olvida que todo pudo suceder gracias a una propuesta de un amigo que jamás habría esperado ese resultado: “Dios se sirve de nosotros en beneficio de nuestros hermanos. Las palabras tienen su importancia, pueden abrir un camino nuevo a alguien mucho más allá de lo que nosotros conocemos».
Fuente: www.religionenlibertad.com
«Hoy no basta despertar la esperanza en la interioridad de las conciencias: es preciso cruzar juntos el umbral de la esperanza».
San Juan Pablo II
JESUS FARO Y GUÍA DE NUESTRA VIDA
Los momentos que nos están tocando vivir no son fáciles. Hay quien piensa en las plagas de Egipto: pandemias, guerras… arena del desierto. Es como volver atrás en el tiempo. El hombre parece que no ha sabido o no ha querido aprender de sus errores. Falta empatía y sobra egoísmo entre los seres humanos, en definitiva adolecemos de amor al prójimo.
Y, sin embargo, cuanto mayor son las dificultades y parece que los malos «augurios» nos acechan, más cerca está Jesús. Cristo transformado en personas que ayudan a los demás en su día a día: alimentos, ropa, calor humano… cristianos que hacen de su vida un servicio a los demás.
En un estudio realizado hace algunos meses se concluía que cada vez más personas acudían a las iglesias. Cada vez más personas buscaban refugió en Jesús. Cada vez más personas buscaban dar un sentido a su vida a través de la palabra de Dios.
Los cristianos buscamos la luz y el sendero de nuestro caminar a través de la palabra y de las obras de Jesús. Él es nuestro faro, nuestra guía.
En este periodo de Semana Santa que adquiere mayor dimensión si cabe, por las circunstancias que estamos viviendo, recordar que Jesucristo murió por nosotros para salvarnos y redimirnos. No hay mayor sacrificio.
Esta Semana Santa es una nueva oportunidad para estar más cerca de Jesús y de nuestros semejantes. Aprovechémosla.
Antonio Vaquerizo
ACTIVIDADES PARROQUIALES DEL MES
- 15 de Agosto de 2022: Fiesta la Asunción de la Virgen
AVE MARÍA
¿Descanso?
¡¡¡Cuantas personas necesitan de unos días de descanso tras las vacaciones!!! Es un contrasentido tener que relajarse después de las vacaciones…. Y sin embargo en muchos casos es así… No hace falta ser muy listo para darse cuenta que vacaciones y descanso nada tienen que ver. Ya les decía Jesús a sus discípulos “Venid a descansar un poco”, no les decía que “se fueran de vacaciones”.
Tenemos hoy en día el luminoso ejemplo de muchos voluntarios que pasan su tiempo estival ayudando en labores caritativas con instituciones religiosas en países necesitados y ni que decir tiene de los profesionales de medicina, ingeniería, etc… que pasan esas semanas en paises donde son necesarios realizando lo mismo que hacen a diario por su salario de forma desprendida.
Generalmente no se oye a esos voluntarios acabar su trabajo en países de misión y tener que tomarse unos descansos.
¿Porqué es eso? Porque la parte mejor, como a Marta, nos la dice Jesús es estar como María, atendiendo a la voz de Jesús. La voz de Jesús donde más claramente resuena es en el prójimo. Los voluntarios lo saben.
Si no vamos a realizar este año trabajos de voluntariado, por lo menos aprovechemos para estar mas atentos a la voz de Jesús.
Hagamos oración con mayor recogimiento, silencio, tranquilidad y paz. Sin correr, paladear cada palabra. Leamos El Nuevo Testamento dejándole que resuene en nuestro corazón y el Espíritu Santo sea nuestro consejero. Leamos a algún Santo Padre.
Y en todo pidamos a Nuestra Señora que purifique nuestras reflexiones para presentarlas a Jesús como presentó las necesidades de los novios de Caná, o mejor aún como presentó a Su Hijo Mismo en el Templo al anciano Simeón.
Si hacéis esto durante una hora todos los días del verano realmente volveréis totalmente descansados. felices y con las baterías llenas.
Manuel García
No olvides ayudar a la Parroquia
Suma tu luz, iluminarás nuestro proyecto común. Cada pequeño destello es importante
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Son los hijos y las hijas de la llamada de la vida a sí misma.
Vienen a través vuestro, pero no de vosotros.
Y aunque estén con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis abrigar sus cuerpos pero no sus almas, pues sus almas habitan en la mansión del mañana, que vosotros no podéis visitar ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no intentéis hacerlos a ellos como a vosotros.
Ya que la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
PAPA FRANCISCO ORACIÓN POR LA PAZ
Papa Francisco recordó la guerra en Ucrania: “En el dolor de esta guerra hacemos una oración todos juntos, pidiendo al Señor el perdón y pidiendo la paz” :
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de nosotros pecadores.
Señor Jesús, nacido bajo las bombas de Kiev, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, muerto en brazos de la madre en un bunker de Járkov, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, enviado veinteañero al frente, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que ves todavía las manos armadas en la sombra de tu cruz, ¡ten piedad de nosotros!
Perdónanos Señor,
perdónanos, si no contentos con los clavos con los que atravesamos tu mano, seguimos bebiendo la sangre de los muertos desgarrados por las armas.
Perdónanos, si estas manos que habías creado para custodiar, se han transformado en instrumentos de muerte.
Perdónanos, Señor, si seguimos matando a nuestros hermanos, perdónanos si seguimos como Caín quitando las piedras de nuestro campo para matar a Abel.
Perdónanos, si seguimos justificando con nuestro cansancio la crueldad, si con nuestro dolor legitimamos la brutalidad de nuestras acciones.
Perdónanos la guerra, Señor. Perdónanos la guerra, Señor.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ¡te imploramos! ¡Detén la mano de Caín!
Ilumina nuestra conciencia,
no se haga nuestra voluntad,
¡no nos abandones a nuestras acciones!
¡Detennos, Señor, detennos!
Y cuando hayas parado la mano de Caín, cuida también de él. Es nuestro hermano.
Oh Señor, ¡pon un freno a la violencia!
¡Deténnos, Señor!
Amén
SUSPENDIDO ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
Perseguido y traicionado inicuamente, hasta la misma cruz, imploró a su Padre celestial, con gran voz, el perdón para los bárbaros que lo habían crucificado. El, que había ordenado a Pedro que envainara su espada, y que no derramó jamás la sangre de nadie, quiso derramar toda su sangre divina, y su vida, por los hombres, sin distinción de judío o griego, romano o bárbaro [cf Col 3,11; Gál 3,28; Rom 10,12]: ¡Verdadero rey de paz: ¡Dios, Padre, Redentor de todos!
Quiso morir con los brazos abiertos, suspendido entre el cielo y la tierra, llamando a todos ángeles y hombres a su Corazón abierto, traspasado: anhelando abrazar y salvar en ese Corazón divino a todos, a todos, a todos: ¡Dios, Padre, Redentor de todo y de todos!
Jesús no hizo construir para sí un mausoleo, como los antiguos reyes; pero por todas partes se ven casas consagradas a su memoria, en las grandes ciudades como en los pueblos pequeños. Y aún en lugares despoblados, entre las nieves eternas, se levantan ermitas humildes refugios muy parecidos a la gruta de Belén con una cruz que evoca la obra de amor y de inmolación de Nuestro Señor Jesucristo; ¡esa cruz habla a los corazones del evangelio, de la paz, de la misericordia de Dios por los hombres!… No fueron los milagros ni su resurrección los que me conquistaron, sino su Caridad: ¡esa caridad que venció al mundo!
San Luis Orione
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