EL AÑO EMPIEZA ANTES

11/27/2022


La prisa es una constante de nuestra sociedad.

Apenas hemos empezado una cosa cuando ya estamos viendo cómo queremos terminarla o cómo va a ser cuando se termine. Así pasa con el año. La sociedad está esperando a que llegue el 31 de diciembre, para tener fiesta, cerrar un año y empezar otro. No sea así entre los cristianos, comienza el año con el comienzo del Adviento. Comienza cuando Nuestra Señora está en situación de buena esperanza. Cuando, como dicen los Santos padres en la Antigüedad, habiendo engendrado primero a Cristo en su corazón. Cuando acepta las palabras de Dios por medio del Ángel, inmediatamente después el Espíritu Santo haga concebir en carne mortal a Su Divino Hijo en su Santísimo vientre. Ella lo esperó en el silencio y los cristianos comenzamos el año litúrgico en el silencio del Adviento.

Tiempo fuerte de conversión

Estamos rodeados de fiesta. De fiestas paganas. Pero en el corazón nace una esperanza, renovamos la esperanza en un Niño que nos viene a nacer, que nos ha sido dado. Preparémonos desde ya, como Nuestra Señora a concebir a Cristo en nuestras vidas, en nuestro corazón, para que luego se haga carne mortal en nosotros y así podamos transmitirlo al resto de nuestros hermanos como hizo Ella.

Y como dice San Pablo, no ajustemos nuestro proceder a los humanos, sino renovémonos con la renovación del Espíritu. Volvamos a nacer. Es decir, la fiesta que celebramos los católicos, en nada se parece a la fiesta que celebra la sociedad. La sociedad quiere ahogar las celebraciones católicas. El verdadero sentido de los días que comenzamos, están salpicados de conmemoraciones íntimamente católicas, íntimamente Marianas y por tanto Cristológicas. Empezamos con la festividad de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, que está justo en medio del Adviento. Nos recuerda la Iglesia que era necesario que Cristo tuviera una madre excepcional para tan excepcional Divino Hijo. Después llegan todas las fiestas de Navidad. El día de Navidad, La Sagrada Familia, La Epifanía del Señor, el Bautismo de Nuestro Señor.

Todas estas fiestas están en medio de las fiestas paganas. No confundamos la esperanza en una vida que se renueva, que tenemos los católicos, con el desenfreno de las fiestas que celebra el mundo. Debemos estar en el siglo sin ser del siglo. Como Cristo vino al mundo, siendo el Rey del Universo y nos pide que no seamos solo del mundo y bajemos nuestra mirada a la humildad de un Niño que nace y al todos miraran cuando sea elevado en la Cruz.

Manuel García

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