¿Miramos a la cara a nuestros colegas, jefes, colaboradores? Son personas. Son el otro. Un otro que se nos aparece inicialmente con su rostro, la parte del cuerpo más desnuda y más expuesta a la mirada, y cuya expresión debemos descifrar. El rostro nos ofrece una imagen privilegiada de nuestros semejantes: en él se inscriben todos los movimientos de la subjetividad. Del rostro emana toda la interpelación de las personas.
EL OTRO, LOS OTROS.
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