Sonia Saló, profesora de Religión que también da clase un día a la semana en el centro de Educación Especial Nosa Señora do Rosario de La Coruña desde 2009, comenzó a impartir catequesis a niños con discapacidad porque se cruzó con Juan. Él, con síndrome de Down, sordera y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) fue la motivación para comenzar a elaborar materiales con los que formar en la fe a niños con discapacidad, sobre todo, a aquellos con trastorno del espectro autista (TEA) y TDAH.
Esta situación también provocó que su diócesis, la de Santiago de Compostela, se lanzara en 2017 a abrir un grupo de discapacidad, (Catequesis Disferente), para dar respuesta a las peticiones de parroquias.
Así recuerda Saló aquella primera experiencia en conversación con Alfa y Omega: «Nos reunimos los padres, el sacerdote de la parroquia de los jesuitas y yo. Me daban los temas y yo iba haciendo las adaptaciones». Apenas había materiales. A través de pictogramas, fichas de lectura fácil, audiovisuales y con sesiones bien estructuradas consiguió que Juan entendiese lo que significa ser cristiano, cada frase del padrenuestro —y no solo aprenderlo de memoria—, la Eucaristía, el perdón y la Virgen María. ¿El resultado? El niño hizo la Primera Comunión.
Saló explicará, en un encuentro de responsables diocesanos de Discapacidad organizado por la Conferencia Episcopal Española (CEE), cómo debe ser la catequesis para niños con TEA y TDAH, trastornos que, en no pocas ocasiones, van de la mano.
Además de los materiales adaptados, en los que debe primar la carga visual, la profesora añade que hay que tener en cuenta las características de estos niños. Por ejemplo, al trabajar con uno con TDAH habrá que ser consecuentes con su falta de atención, impulsividad e hiperactividad y, por tanto, la catequesis requerirá rutinas, un ambiente estructurado, refuerzo positivo, preguntas sencillas, instrucciones claras y de una en una, individualización, compañeros tranquilos y un rincón de la calma para momentos de tensión o rabietas, entre otras cuestiones.
También una comunicación fluida con la familia y, en algunos casos, un catequista de apoyo.
A lo largo de estos años, Saló ha ido realizando en su diócesis materiales que ahora están siendo revisados y publicados en la página web de la CEE —conferenciaepiscopal.es—. De hecho, ya se han publicado propuestas para trabajar el Adviento, la Navidad o la Cuaresma, y se acaba de publicar la Pascua. Igual de importante que las guías, explica, es la formación de los catequistas, aunque, añade, «con paciencia y amor se consigue el 80 % de los objetivos».
Este encuentro es un paso más en la trayectoria de la Iglesia en España en la atención a la discapacidad. Si bien se ha venido trabajando desde siempre con colectivos concretos, como las personas sordas, ahora se busca ampliar la base y construir una pastoral que incluya a personas con discapacidades de todo tipo: física, auditiva, visual e intelectual.
Según explica Roberto Ramírez, responsable del área de Discapacidad de la CEE, trabajan en la sensibilización con campañas en torno al 3 de diciembre, Día Internacional de la Discapacidad. También para que todas las diócesis cuenten con una delegación ad hoc: «Es un trabajo más a largo plazo, porque supone un cambio de mentalidad»
Fuente: Alfayomega.es