Dar los primeros pasos de cualquier actividad en octubre es algo que hay que coger con un significado especial. Nada se produce en la vida material y espiritual por casualidad. La casualidad es la forma que Dios elige para pasar desapercibido. Un cristiano debe leer desde la humildad y la trascendencia los avatares de la vida. “Todo será para bien” nos decía Pablo. Y octubre es un mes iluminado especialmente por el Rosario.
La Batalla de Lepanto no fue por casualidad y menos aún la intervención de Nuestra Señora de las Victorias en ella, Quién luego se revela como Nuestra Señora del Rosario. Es en octubre cuando se produce el “Milagro del Sol” en Fátima para dar el broche definitivo a las apariciones a los pastorcitos. A los tres días del milagro y sin poderlo conocer, S. Maximiliano Kolbe, con seis compañeros en Roma, funda La Milicia de la Inmaculada, con parecidos propósitos establecidos por Nuestra Señora allí.
Además de que cualquier cosa que se pretenda sea santa tiene un poderosísimo aliado en El Santo Rosario, si en especial aparece en Octubre debe ver en ello un signo del cielo.
Ha cambiado el párroco de Sta Beatriz. Debo señalar primero el agradecimiento inmenso a la labor realizada por José Antonio que deja una huella visible en unos tiempos de tanta confusión clerical. Los sacerdotes que le acompañan, en especial Bernardo, realizan una labor tan humilde como fecunda que hacen de Sta Beatriz un eco de la presencia de Dios en nuestros días.
Y después, al nuevo párroco, a quién aun no conozco, le deseo vaya desapareciendo él para que todos vean a Cristo en su persona. Si él mengua porque Cristo aparece, seguro que su labor dejará el fruto que Cristo espera de él. Los demás debemos desaparecer en su compañía para que solo Cristo sea el protagonista. Y todo ello se consigue si Sta Beatriz se consagra con total confianza a Nuestra Señora y se pone en Sus virginales Manos como Reina del Rosario.
Manuel Garcia