AVE MARÍA
NUESTRA SEÑORA, MUJER FUERTE
Aunque todos los dones del Espíritu Santo son inefables, ninguno tan adecuado para comenzar este año jubilar como el de FORTALEZA. Íntimamente unido a la ESPERANZA que nos propone el Santo Padre en este Año Santo. Fortaleza es la total disposición del alma para llevar a cabo cualquier cosa que Dios ponga en nuestra vida con la certeza de que será para bien. Nuestro y de nuestros hermanos. No confundir don con virtud, van seguidos y se alcanza el cumplimiento del don en la ejecución de la virtud. Nuestra Señora, revestida del don de fortaleza, dio el SI con el se cumplió la virtud, totalmente esperanzada en las promesas de Dios a Israel.
Para ello debemos cultivar este año de gracia el cumplimiento del deber hacia Dios y los hermanos, aunque nos cueste mucho y nos desagrade, no pedir a Dios que nos quite la Cruz sino que nos de valor para llevarla, (Como vivamente aconsejaba el P. Pio de Pietrelcina) e incluir en la vida cotidiana mortificaciones voluntarias que nos ayuden a ser instrumentos disponibles para Dios, en las Manos de Nuestra Señora, maestra de FORTALEZA.
Todo un plan cristiano para este año jubilar. Sea nuestro corazón casa de ESPERANZA y así seremos antorchas de esperanzas para todos los que nos rodean. Estamos llamados a ser voz que clama en el desierto. En el gran desierto de nuestra civilización llevemos el clamor de la verdadera ESPERANZA en Cristo, Su Ejemplo y Su Palabra.
Feliz y Santo 2025.
Manuel García