¡¡¡¡Que gran maravilla que tras las Pascua podamos meternos en la primavera del mes de Mayo, el mes de Nuestra Señora!!!!
Las cosas no son por casualidad, evidentemente. La Cuaresma y la Semana Santa se disponen todos los años coincidiendo con la primera luna llena de primavera. Y la Pascua comienza a finales de marzo o comienzos de abril.
Uno de los episodios que se refieren durante los primeros días de Pascua es la conversación entre Jesús y Nicodemo. “Maestro, es posible para el hombre entrar en el seno de su madre y nacer de nuevo?…….”
Y llega mayo….. el mes de Nuestra Madre.
¡¡¡¡En María SI es posible nacer de nuevo del agua y del Espíritu!!!!!!
Ella es Madre de Quién manó Sangre y Agua de Su Sacratísimo Corazón. Ella es Esposa del Espíritu Santo…. Si nos dejamos reconstruir en Ella, renaceremos del Agua y del Espíritu. María también está al final de la Pascua, como la Resurrección al final de la Pasión.
La Iglesia que es maestra, no solo dedica mayo a Nuestra Señora por ser mes en que exulta la belleza de la Naturaleza, si no porque exulta la grandeza del tiempo entre Pascua y Pentecostés. Ella ayudó al Espíritu Santo a llevar a la Iglesia desde la ceguera hasta la fuerza del envío. Desde la frustración de los ideales crucificados hasta descubrir el verdadero y gran triunfo de la Cruz.
Así nos recoge a nosotros, si nos dejamos, desde las espesuras de las negruras de nuestros abatimientos hasta la Luz que nos promete la fidelidad. La infinita humildad de Nuestra Señora es bendecida por el Espíritu Santo para que lleve a todos sus hijos a presencia de Su Hijo. Dios que no es juez, si no Divina Misericordia. Lo dice el Credo, Cristo juzgará a vivos y muertos, pero será juicio de Misericordia para quién practicó la misericordia.
María es Maestra y madre de Misericordia, dejemos que Ella nos modele como mejor le plazca. Dios confió en la Humanidad de María para dar forma humana a Jesús, ¿No va a ser capaz de hacer de nosotros mismos nuestra mejor y mas santa versión para la eternidad?
Claro que si….. MAYO EN MARÍA ES MAYO PARA LA ETERNIDAD.
Manuel Garcia