Durante la audiencia del jueves con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Papa Francisco ha aprobado la beatificación de la religiosa italiana Elisabetta Martínez, fundadora de la Congregación de las Hijas de Santa María de Leuca.
Así mismo, dio luz verde para que cinco Siervos de Dios se conviertan en Venerables: Giuseppe di Sant’Elpidio, Aloísio Sebastião Boeing, Maria Margherita Lussana, la mallorquina Francisca Ana María Alcover Morell y Albertina Violi Zirondoli.
Nueva beata italiana
Elisabetta Martínez nació en Galatina (Lecce, Italia) el 25 de marzo de 1905 y en 1930 ingresó en la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, que más tarde se vio obligada a abandonar a causa de una grave infección pulmonar.
A raíz de aquello pensó en fundar una nueva Congregación dedicada a la formación de las adolescentes, la educación de la primera infancia, la atención a las madres solteras y el servicio parroquial, y puso en marcha el Instituto de las «Hijas de Santa María de Leuca».
Elisabetta murió en Roma en 1991 y el milagro que se le ha reconocido para ser beata ha sido la curación de un feto de «trombosis y oclusión calcificada completa de la arteria umbilical fetal izquierda» con «infarto placentario extenso y alteraciones plurifocales de las vellosidades como consecuencia de la hipoxemia», así como «retraso muy grave del crecimiento fetal intrauterino asociado a la condición de brain sparing».
Informada de la gravísima situación de una madre de Rímini (Italia), la Superiora General de la Congregación de las Hijas de Santa María de Leuca inició una novena de oración en las distintas comunidades para pedir un milagro por intercesión de la fundadora. Las oraciones acompañaron todo el periodo del embarazo y el pequeño nació el 19 de marzo de 2018 en perfecto estado.
La poeta de los jóvenes
Entre los nuevos venerables se encuentra la española Francisca Ana María Alcover Morell. Nacida el 19 de octubre de 1912 en Sóller (Mallorca, España) en el seno de una familia acomodada emigrada del sur de Francia, Francisca fue educada por sus padres en la humildad y el espíritu de servicio.
La educación que recibió de las Hijas de María Escolapia también contribuyó a dejar una profunda huella en su vida, que la llevó a ser poeta y colaboradora de un periódico local y a participar en actividades de Acción Católica durante varios años.
Su compromiso con la educación, con la formación de las jóvenes y de los niños, y su participación activa en la vida social la llevaron a una caridad tangible, que expresaba su fe: su amor incondicional a Cristo y su fidelidad a la Iglesia.
Francisca se apoyó en su fe en todas sus experiencias vitales: en la quiebra económica de su padre y en su enfermedad, un tumor cerebral, que aceptó con realismo y paciencia, manteniendo un trato afable con todos y despertando su admiración. Murió en 1951 en Sóller, privada ya del movimiento y de la vista.
Su intensa formación intelectual y su capacidad de diálogo con todos, enriquecidas por una fuerte espiritualidad eucarística y mariana, llevaron a Francisca Ana María Alcover Morell a dedicarse con pasión al apostolado entre los jóvenes.
Otros cuatro venerables
Albertina Violi Zirondoli: Nació el 1 de julio de 1901 en Carpi, Italia, en el seno de una familia profundamente cristiana. Albertina se dedicó a la enseñanza, desempeñando con gran dedicación su tarea de maestra, tratando de transmitir a sus alumnos los valores cristianos, en un ambiente abiertamente hostil a la Iglesia.
Con el consentimiento de su marido, de ideología socialista y contrario a la opción de su hijo por el sacerdocio, abrió su casa para acoger a los pobres y participó en las actividades de la Tercera Orden Franciscana Seglar. Falleció en Roma el 18 de julio de 1972.
José de San Elpidio: Nació en S. Elpidio a Mare, en la región de las Marcas (Italia), el 15 de marzo de 1885. Vivió intensamente su vocación capuchina, marcada por el abandono a la voluntad de Dios, el desapego de las posesiones y el espíritu de sacrificio.
En 1932, fundó oficialmente la Obra de las Vocaciones y, como Director de la Tercera Orden Franciscana local, comenzó a reunir un grupo de mujeres, con el fin de dedicarse totalmente a la oración y al apoyo de las vocaciones sacerdotales y religiosas.
Aloísio Sebastião Boeing: Nació en Vargem do Cedro (Santa Catarina, Brasil) el 24 de diciembre de 1913, en el seno de una familia católica alemana. Aloísio ingresó en el Seminario Menor Dehoniano de Brusque y fue ordenado sacerdote en Taubaté (São Paulo) el 1 de diciembre de 1940.
Junto con Neide Girolla, en 1976 inicia la experiencia de la Fraternidade Mariana do Coração de Jesus, con el objetivo de vivir la consagración femenina según el carisma dehoniano. El suyo es un apostolado fecundo, acompañado por la fe, la oración y sostenido por una esperanza viva.
Maria Margherita Lussana: Nació en Seriate, Bérgamo (Italia), el 14 de noviembre de 1852, en el seno de una familia acomodada. A la muerte de su anciana madre, en 1888, ingresó en la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, fundada en Bérgamo por Santa Teresa Eustochio Verzeri, y más tarde en el Instituto Ursulino de Somasca.
En 1893, junto con sor María Ignacia Isacchi, fundó en Gazzuolo la Congregación de las Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús. Entabló una sincera amistad con la fundadora, lo que llevó a ambas a dedicarse al bien de las hermanas y del Instituto, que, junto a la escuela, daba cabida a un orfanato y a un internado. Falleció en Seriate el 27 de febrero de 1935.
Fuente: Religionenlibertad